El bloque conservador gobernante de la canciller Angela Merkel se prepara para dejar de oponerse a las demandas colectivas a medida que crece la ira pública por las acciones de las compañías automotrices alemanas en el escándalo de automóviles a diésel.
La medida destaca la preocupación que existe entre los partidarios de Merkel de que existe el riesgo de hacer enojar a los votantes unas semanas antes de las elecciones parlamentarias de septiembre si consideran que protegen demasiado a los acosados fabricantes alemanes de automóviles.
La reacción en contra del diésel amenaza con intensificarse aún más esta semana cuando los jefes de la industria se enfrenten a una reprimenda por parte de los políticos en una cumbre en Berlín.
Los principales ejecutivos de Volkswagen, Audi, Porsche, BMW, Daimler, Ford Alemania y Opel se preparan para lo que puede ser una reunión tormentosa el miércoles para discutir el futuro de la tecnología diésel. La ley alemana no permite acciones colectivas del tipo en el que se permite que cientos o miles de demandantes se unan, como en Estados Unidos, para presionar con demandas legales, a menudo en contra de una empresa grande. Pero después de que VW se enfrentó a ese tipo de demandas en EU tras el estallido del escándalo de las emisiones de diésel en 2015, los miembros del Partido Socialdemócrata (SPD, por sus siglas en alemán), los socios minoritarios de la coalición de Merkel, propusieron reformar la ley alemana.
Heiko Maas, el ministro de Justicia del SPD, ordenó que se preparara un proyecto de ley para que estuviera listo. La alianza de Merkel entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán) y la Unión Social Cristiana (CSU, por sus siglas en alemán) con sede en Baviera, bloquearon los planes. Pero con los electores enojados por la propagación del escándalo hacia otros fabricantes y con las campañas electorales que toman fuerza, el jefe del CSU, Horst Seehofer, dijo el domingo: “También debemos considerar la posibilidad de las demandas colectivas”. “No estoy en contra de ellas, si la industria automotriz sigue de esa manera inevitablemente se creará una impresión de que no tiene claro cuáles son sus responsabilidades, que no entiende y que no tiene humildad”.
El Ministerio de Transporte, que dirige el ministro del CSU, Alexander Dobrindt, dijo el lunes que en principio está abierto a las demandas colectivas.
Sin embargo, es poco probable que se produzcan cambios legales hasta después de que pasen las elecciones y se forme un nuevo gobierno. Los políticos del SPD acusaron a los conservadores del partido de Merkel de jugar juegos políticos. Maas dijo que la protección para los compradores de coches ya podría estar en vigor si no hubiera sido por el bloqueo del CDU/CSU.
Dobrindt dio una pista sobre el tono probable que habrá en la reunión de Berlín del miércoles cuando expresó con molestia que los grandes grupos automotrices tienen la responsabilidad de “restaurar la confianza y solucionar sus errores”.
Los sistemas de tratamiento de emisiones que existen actualmente se tienen que mejorar “lo más rápido que sea posible”, dijo. “Queremos que las fuentes y los vehículos tengan menos emisiones de óxidos de nitrógeno y que la optimización sea a expensas de los fabricantes”, dijo al periódico Bild am Sonntag. “En la cumbre espero una oferta aceptable por parte de la industria automotriz”.
Pero también dijo que la prohibición de los vehículos con motor a diésel, que se debate en las ciudades alemanas propensas a la contaminación, es “la forma equivocada de actuar”.
Su llamado a la acción se produce pocos días después de que surgieron nuevas acusaciones contra grandes grupos automotrices de Alemania de que realizaron reuniones secretas para confabularse sobre la tecnología desde la década de 1990. En respuesta, Bruselas inició una investigación contra cárteles en la industria automotriz de Alemania.
Esto se produce cuando el sector automotriz europeo trata de digerir más de 5 mil millones de euros en multas antimonopolio que le impusieron en la última década. Los parlamentarios del Partido Verde también instaron a la renuncia de Dobrindt después de las acusaciones.
Barbara Hendricks, la ministra del Medio Ambiente de Alemania, culpó de los recientes escándalos a lo que llamó una “relación demasiado cercana” entre el gobierno alemán y la industria automotriz.
Otra mala noticia se dio cuando el Ministerio del Medio Ambiente alemán rechazó la propuesta de Dobrindt y Stephan Weil, líder del estado de Baja Sajonia, para que los compradores de nuevos vehículos a diésel reciban incentivos fiscales. “No nos interesa en particular apoyar una tecnología que en el futuro próximo ya no va a estar en las carreteras de todos modos”, dijo un portavoz del ministerio.
Los motores a diésel representaron 47.2 por ciento de los coches que se vendieron en cinco países europeos en el último trimestre, 51.6 por ciento menos que el año anterior. Esa reducción se puede acelerar ya que otras ciudades en toda Europa contemplan implementar prohibiciones para evitar que los antiguos motores a diésel entren a sus centros.