Cuando Theresa May se convirtió en ministra de Interior británica, algunos de sus colaboradores ya pronosticaron su futuro. "Seguro que algún día se convierte en primera ministra", vaticinaron ante la ambición y seguridad que mostraba.
Ahora hace casi un año que conquistó ese puesto, tras la dimisión de David Cameron después de que el "sí" triunfase en el referéndum sobre el "Brexit". Y con las elecciones anticipadas del 8 de junio quiere lograr un mayor respaldo para sus planes de salida del Reino Unido de la Unión Europea ("Brexit").
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May estaba visiblemente nerviosa cuando a mediados de abril anunció el adelanto de los comicios parlamentarios, una actitud bastante atípica para la política de 60 años. Ya sea al hablar sobre el "Brexit" o sobre las aspiraciones independentistas de Escocia, suele mantener la compostura al más puro estilo británico. Y sus críticos la consideran fría y calculadora.
Desde su llegada al poder, May se mostró combativa y repite mantras como "'Brexit' significa 'Brexit'". Cuando se filtraron detalles sobre una reunión que mantuvo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, la premier aseguró mordaz que el diplomático europeo ya se daría cuenta de que ella es "una mujer terriblemente difícil".
Sin embargo, en los últimos meses se la acusó de vacilar y de incluir poco contenido en un paquete con mucho envoltorio, sobre todo en el caso del "Brexit". La revista "The Economist" llevó en portada una foto suya con el titular: "Theresa Maybe", "Theresa Quizás", en un juego de palabras con su apellido.
Además, intenta calmar los ánimos entre los distintos sectores políticos y conseguir la mayor cantidad de apoyo. "Theresa May dice cosas totalmente distintas en las entrevistas", critica Simon Hix, del London School of Economics and Political Science. "En ocasiones se muestra a favor de un 'Brexit duro' y en otras, de una salida algo más suave", apunta el politólogo. Al principio descartó unas elecciones anticipadas, pero ahora los británicos tienen que volver a votar.
Entre 2010 y 2016 fue ministra de Interior en el gobierno de David Cameron y lidió con asuntos complicados como migración, lucha contra el terrorismo, vigilancia y abuso de menores. Sus colaboradores la describen como tranquila, ambiciosa y constante.
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En la campaña sobre el "Brexit", May se situó junto a Cameron a favor de seguir en la Unión Europea, aunque se mantuvo crítica con Bruselas. Tampoco en este caso quiso comprometerse demasiado, lo que tras el referéndum la convirtió en la candidata de compromiso perfecta para aunar a los divididos conservadores.
May estudió Geografía en Oxford y trabajó en el Banco de Inglaterra. Entró pronto en política local y fue haciendo carrera peldaño a peldaño. En su biografía hay algunos puntos en común con la canciller alemana, Angela Merkel. Ambas son hijas de pastores religiosos, ninguna tiene hijos y no les gusta hablar de sí mismas. En sus austeras comparecencias, May también recuerda a su única predecesora mujer, Margaret Thatcher, la "Dama de Hierro".
La marca de identidad de Thatcher eran sus bolsos y todo británico sabe lo que significa la palabra "handbagging", el momento en el que un político recibía un ataque verbal de la primera ministra. En el caso de May, su marca son los zapatos llamativos, de colores chillones o con estampado de leopardo.
A menudo se interpreta la elección de sus zapatos en clave política, como indicación de si tiene ganas de pelea o está contenta. En 2015, cuando era ministra, recibió al presidente de México, Enrique Peña Nieto, con botas negras altas. "Pero nunca va tan lejos como para asustar a su electorado conservador", apunta la periodista de moda Samantha Powars.
Su marido, Philip, suele aconsejarle en temas de vestuario. Se conocieron en una fiesta en Oxford, donde fueron presentados por una amiga común, la paquistaní Benazir Bhutto, que llegaría a convertirse en primera ministra y que murió asesinada. Fue "amor a primera vista", aseguran indistintamente ambos.
Su marido tiene buen ojo para los accesorios y suele ir con ella de compras, según cuenta la primera ministra. Y también discute con él sobre temas políticos. La decisión de convocar elecciones anticipadas, por ejemplo, la tomó durante una excursión que hicieron juntos.
AER