¿Acaba David Cameron de hacerle a sus rivales conservadores, y en primer lugar al ex alcalde de Londres Boris Johnson, un jaque mate? Es la tesis de un extenso y muy compartido comentario posteado en el sitio del Guardian, y que el diario británico enseguida hizo suyo en un artículo publicado ayer.
Durante la campaña, el premier británico afirmó en diversas ocasiones que el artículo 50 de los tratados, que activa el procedimiento de salida de la Unión Europea (UE), debe ser utilizado inmediatamente en caso de victoria del Leave (salida). Este artículo permite a los países miembros de la UE lanzar un proceso de retiro. Pero Bruselas, como sede del gobierno comunitario, no puede imponer su ritmo: la "activación" del artículo 50 no puede ser aplicado más que a iniciativa del país miembro. Está por abrirse el periodo de negociación con la UE, pero estas podrían llevar años y serán complejas y peligrosas. Sin hablar de las que serán necesarias, en una segunda fase, para construir nuevas relaciones —jurídicas, comerciales, reglamentarias— entre Reino Unidos y la UE.
En la puerta del número 10 de Downing Street, la mañana de la derrota del Remain (permanencia), Cameron declaró que dejará a su sucesor el encargo de comprometer concretamente al país en el camino de la salida de la UE. Una vía que muchos consideran sembrada de obstáculos. El campo Leave tal vez ganó el referendo, escribe el Guardian, "pero ellos no pueden usar el mandato que se les ha confiado, ya que si lo hacen condenarán ex profeso a Reino Unido a la recesión, la ruptura y a dolorosos años". Lo que obtendrá la cúpula del Partido Conservador, al término de su convención de octubre, además de las llaves de 10 Downing Street después de la salida de Cameron, dará pie a una situación insostenible entre los líderes europeos que presionan a Reino Unido hacia una salida rápida y una vía de salida más que caótica y por lo mismo costosa políticamente. "Si [Boris Johnson] va como candidato a la cabeza del partido y fracasa en activar el artículo 50, será el fin para él", escribe el Guardian y continúa: "Si no hay candidato y deserta del campo de batalla, será el final para él. Si es candidato, gana y Reino Unido sale de la UE, entonces todo terminó: Escocia va a lograr su independencia, habrá una revuelta en Irlanda, una recesión y acuerdos comerciales caducos. Y eso también será el final para él.
Así lo que tenemos, resume el Guardian, es "un regalo envenenado".
Por lo pronto, esta semana promete ser muy intensa. Hoy, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, recibirá en Berlín a su par italiano Matteo Renzi, al francés François Hollande y al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Según varias fuentes, se estaría preparando una iniciativa franco-alemana para relanzar el proyecto europeo.
"Es responsabilidad de Francia y de Alemania tomar la iniciativa, ya que mostramos que a partir de la desgracia, el horror y la guerra fuimos capaces de construir una amistad fuerte", dijo ayer Hollande.
También hoy, el secretario de Estado de EU, John Kerry, que ayer se encontraba en Roma, irá a Bruselas y a Londres. Washington mostró su decepción luego de que los electores de Reino Unido, su principal aliado en Europa, votaran a favor de la salida de la UE.
Mañana, Cameron deberá explicar en Bruselas, en una cumbre que se anuncia glacial, la situación de Gran Bretaña, y enfrentar la presión de los otros 27 líderes del bloque para iniciar cuanto antes el proceso de ruptura.
Merkel pidió el viernes "analizar la situación con calma y moderación", en un gesto conciliador con Londres.