Los principales líderes del planeta comenzaron ayer en Hangzhou (China) la cumbre del Grupo de los 20 (G20) con esperanzas de hallar una “nueva senda” que guíe a la economía global a crecimientos más prósperos que los actuales y una tregua en Siria.
China acoge por primera vez este foro, la reunión internacional más importante en la historia del país, y el anfitrión, el presidente Xi Jinping, pidió a sus invitados que se centraran en la economía, pero sus ruegos quedaron eclipsados por la maratoniana actividad diplomática desarrollada en los márgenes de la cumbre.
Estados Unidos y Rusia aceleraron en Hangzhou las negociaciones para un alto el fuego en la guerra de cinco años en Siria que permita aumentar el envío de ayuda humanitaria a ese país y sus respectivos presidentes. Barack Obama y Vladímir Putin se reunirán hoy en un encuentro que podría servir para ultimar los detalles de ese pacto.
Hangzhou es también escenario del debut en una gran cumbre de la premier británica, Theresa May, quien activó toda su maquinaria diplomática para asegurar el éxito del brexit, si bien se topó a su llegada con críticas y recordatorios de los riesgos que entraña la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
El otro gran protagonista está siendo el presidente turco, Recep Erdogan, muy solicitado por la inestable situación de su país tras el fallido golpe de Estado, seguido de una represión selectiva y masiva en todo el país, y su implicación en la guerra de Siria y en la crisis de los refugiados. Erdogan se reunió con Obama para revisar estrategias contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria. También conversaó con la líder alemana, Angela Merkel, tras entrevistarse la víspera con Putin y Xi.
Esta sucesión de encuentros dejó en un segundo plano la reunión informal del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pero también el comienzo de las sesiones oficiales de la cumbre, dedicadas a la recuperación económica.
El diagnóstico del presidente chino arrojó múltiples “retos y riesgos” para una economía solo en parte recuperada de la crisis: ralentización del crecimiento, volatilidad de los mercados financieros, desaceleración del comercio y la inversión, así como el aumento de la desigualdad.
En las palabras de Xi hubo, además, una firme defensa de la liberalización comercial -en boca del presidente de uno de los países más criticados por la falta de apertura de su mercado-, de la globalización y de la coordinación económica internacional.
“Mientras estemos juntos, podemos navegar las grandes olas de la economía global y navegar hacia un futuro de crecimiento”, proclamó Xi.