La corte del distrito de Fukui, en el centro oriente japonés, ordenó a la Kansai Electric Power Co. detener la reactivación de dos reactores nucleares por no reunir las normas de seguridad antisísmicas.
Se trata de los reactores 3 y 4 de un complejo de cuatro ubicado en la bahía de Wakasa, en la prefectura de Fukui, luego de que determinó que no le fue presentada evidencia suficiente de la existencia de medidas antisísmicas.
La decisión del tribunal japonés, que consideró a ambos reactores atómicos inaptos para volver a funcionar, a pesar de ser considerados seguros por la autoridad de regulación nuclear nipona, amenaza con retrasar aún más un proceso considerado demasiado largo por los pronucleares.
El juzgado de la provincia de Fukui (oeste), donde se encuentran los reactores 3 y 4 de la central nuclear de Takahama, estimó que no se reunían las condiciones en el apartado sísmico para autorizar su reactivación, tal y como pedía el grupo de ciudadanos denunciantes.
"La decisión del tribunal tiene en cuenta la opinión de los ciudadanos en cuanto a la importante amenaza que constituyen Takahama 3 y 4 para millones de personas en la región de Fukui y Kansai (oeste)", declaró inmediatamente la organización ecologista Greenpeace.
Ello, pese a que el regulador nuclear se había pronunciado a favor de la reapertura de estos reactores, al considerar que respondían a los criterios más severos impuestos a las instalaciones nucleares para enfrentarse a los riesgos de catástrofes naturales. El operador de Takahama 3 y 4, la compañía Kansai Electric Power, decidió recurrir una sentencia que califica de "totalmente inaceptable".
La presión de la industria nuclear y de sus partidarios, entre quienes se encuentra el primer ministro, Shinzo Abe, chocan con los temores de la opinión pública nipona, que persisten cuatro años después del desastre de Fukushima, y que suele contar con el apoyo de las autoridades locales.
La decisión judicial es un golpe a la política energética del actual gobierno japonés, que otorga un lugar privilegiado a la electricidad generada por medios nucleares, a pesar del temor que despertó el desastre en Fukushima en 2011.
Residentes de la prefectura de Fukui pidieron a la justicia japonesa la detención de la reactivación de las plantas bajo el argumento de que en caso de sismo puede haber un severo accidente con dispersión de materiales radioactivos.
En marzo de 2011 un sismo y un posterior tsunami crearon uno de los más graves accidentes nucleares a nivel mundial en la planta de Fukushima, que sigue cerrada, lo que llevó al paro de actividades de los 48 reactores comerciales que existen en Japón.
Solo dos de esos 48 reactores han cumplido con las medidas de seguridad ordenadas, aunque sin regresar a operación, y de acuerdo a sondeos de opinión, la mayoría de japoneses se opone a la generación nuclear de electricidad.