Mientras las preocupaciones del grueso de los argentinos giran en torno de las perspectivas económicas tras el traspaso del mando presidencial, previsto para el próximo jueves, el electo presidente de Argentina, Mauricio Macri, y la mandataria saliente Cristina Fernández de Kirchner protagonizan desde hace días un insólito forcejeo por el lugar donde deben ser entregados el bastón de mando y la banda presidencial, el 10 de diciembre: Kirchner quiere darle el bastón de mando y la banda presidencial en la sede del Parlamento una vez que Macri preste juramento. En cambio, Macri quiere que los atributos le sean entregados en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, tras jurar en el Congreso y amenaza con pedir que se los entregue la Corte Suprema.
"Si la presidenta no entrega los atributos en la Casa Rosada, lo hará la Corte Suprema", dijo Macri en un programa nocturno de la tv argentina. La tensión llegó ayer a su clímax cuando Cristina K denunció en Twitter que Macri le había exigido a "gritos" y con "maltrato" que el traspaso sea en la Casa Rosada.
Acusó además a Macri de estar tergiversando ante la prensa el curso de la transición que pondrá fin a la era de 12 años de gobiernos kirchneristas.
La presidenta saliente dispuso que el acto se realice en el Congreso luego de que Macri preste juramento ante la Asamblea Legislativa, mientras que su sucesor quiere recuperar la tradición según la cual hasta 2002 la entrega de los atributos presidenciales se llevó a cabo en la Casa Rosada, sede de gobierno.
El actual alcalde de Buenos Aires y líder del partido de centroderecha PRO buscó poner fin al debate el sábado, al llamar a Kirchner para "informarle" cómo será el cronograma de la ceremonia que dispuso para su asunción, que prevé el traspaso de mando en la Casa Rosada, en un acto al que asistirán ocho presidentes y el rey Juan Carlos de España, además de otros altos representantes de naciones extranjeras. La mandataria saliente reveló ayer el verdadero contenido de la conversación telefónica y dijo que Macri "comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle bastón y banda presidenciales en la Casa Rosada, porque era 'su ceremonia', y que si no lo hacía como él decía, ¡la Corte Suprema de Justicia de la Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado".
"En un momento tuve que recordarle que más allá de nuestras investiduras, él era un hombre y yo una mujer, y que no me merecía que me tratara de esa forma", escribió Kirchner en Twitter.
Ella le recordó que "hasta que no preste juramento ante la Asamblea Legislativa no es presidente, y que ni bien eso ocurra se le deben entregar en forma inmediata los atributos del Poder Ejecutivo".
Kichner también denunció la "impunidad mediática nunca antes vista" con que Macri y su equipo "siguen propagando mentiras" desde su triunfo el 22 de noviembre.
En una primera reacción desde la alianza opositora Cambiemos por la que Macri fue elegido, su compañera de fórmula, Gabriela Michetti, aseguró que el futuro mandatario "no es un hombre que le falte el respeto a nadie".
Como sea, más allá del forcejeo por la banda presidencial, lo que más preocupa a los argentinos es cómo va a resolver el nuevo gobierno el desafío económico y cambiario, cuando se espera una devaluación inmediata de la mano tras el cambio de poderes y cuando las remarcaciones de precios en el comercio y los supermercados se han valido desde noviembre de la transición para subir precios hasta en 25 por ciento en algunos rubros de la canasta familiar.