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Fidel Castro, El Mariel y “los cubanitos distintos”

El líder comunista autorizó en abril de 1980, luego de que cientos de cubanos asaltaran la embajada de Perú, que unos 125 mil isleños pudieran salir por mar hacia Florida.

En abril de 1980, Fidel Castro autorizó la salida hacia Florida, Estados Unidos, de unos 125 mil cubanos, y se fueron desde ingenieros y barberos, hasta esquizofrénicos y ladrones. Se registraba así el mayor éxodo de isleños tras 20 años de gobierno castrista, acontecimiento que abrió profundas heridas en las dos partes.

La estampida tuvo lugar desde el puerto de El Mariel (noroeste), duró cinco meses y su detonante fue un asalto a la embajada de Perú en La Habana, donde llegaron a aglomerarse cientos de hombres, mujeres y niños, que buscaban forzar su salida de la isla, en momentos en que estaba prohibido. Ese impedimento duró 30 años más.

El espectáculo resultó dantesco. Un policía muerto cuando los primeros asaltantes lanzaron un camión contra él para forzar la entrada a la sede diplomática peruana.

Negociaciones infructuosas con Lima a fin de que los autores respondieran por la muerte. Marcha a gritos de miles de partidarios del gobierno frente a la residencia. Y al final, el retiro de toda la vigilancia alrededor del lugar. Hubo familias cubanas completas, incluidos los abuelos, que aprovecharon la coyuntura para ir en busca del “sueño americano” mientras transcurrían horas y días de tensión.

No alcanzaban los baños públicos en la sede diplomática, se defecó por los jardines y cuentan testigos que hasta un policía “se quitó el uniforme y la pistola y entró en el lugar en calzoncillos”. En tales condiciones funcionó de urgencia el canal de comunicación abierto en la época entre Castro y el entonces presidente de EU, Jimmy Carter, quien a regañadientes aceptó la estampida como “solución”.

Esa fue la segunda de las tres veces que Fidel Castro acudió a algún tipo de éxodo marítimo como válvula de escape a las presiones internas.

Lo había ensayado por el puerto de Camarioca (noreste) en 1965 y en agosto de 1994 lo volvió a poner en práctica desde cualquier lugar de la isla con la llamada “crisis de los balseros”. Pero los acontecimientos de Mariel fueron más allá del internacional fenómeno de la migración.

Según sociólogos, aquel hecho representó “la primera prueba espontánea y no oficial” a la que se sometió el socialismo vigente en Cuba, después de casi 20 años de buscar “el hombre nuevo”.

“Algo no anda bien para que tanta gente se quiera ir de esa forma”, decían muchos cubanos de la época, que hoy peinan canas y siguen viviendo en la isla, aunque para la propaganda oficial los que partieron por Mariel no pasaban de ser “escorias”.

En Florida, en tanto, el arribo de esos “cubanitos distintos”, como llamaron inicialmente los estadunidenses a los isleños que llegaban a Cayo Hueso con las miradas esperanzadas o incrédulas, también tuvo un impacto profundo.

“Yo tenía 16 años y comprendí que el dolor en el corazón no es solo una metáfora romántica (…) El dolor ha aminorado con los años, pero perdura”, afirmó la ahora escritora cubanoamericana Mirta Ojito.

En Miami, los recién llegados fueron conocidos como marielitos, despectivo que les atribuyó el exilio, categoría creada en los años 60 por quienes huyeron de Cuba con la caída del régimen de Fulgencio Batista o por el giro hacia el marxismo que dio Castro poco después.

“La integración de nuestra generación al exilio histórico no fue idílica, precisamente por causas históricas, por diferencias de experiencias. Quizás el punto más crítico fue que cada grupo tenía en la memoria un país distinto”, editorializó en el Nuevo Herald Humberto Castelló, al cumplirse 25 años de la estampida.

Según encuestas, los marielitos constituyen hoy uno de los sector de la comunidad cubanoamericana que mayores ingresos percibe en Florida y casi ninguno volvería a radicar en su país de origen, aunque buena parte de ellos es más favorable a una mejoría de relaciones con el gobierno cubano que los ancianos del exilio en dicho estado.

Y a partir de esos “cubanitos distintos”, la composición y disposición política de la emigración cubana en EU comenzó a variar. Al punto de que hoy, mayoritariamente, según las encuestas, dicho grupo respalda el deshielo entre los gobiernos de La Habana y Washington.

Una nueva etapa de diálogo que el presidente electo de EU, el republicano Donald Trump, amenaza con anular, apoyándose en el exilio radical, el mismo que lleva más de 50 años esperando pasarle la cuenta a Castro y que al conocer su muerte festejó entre pachangas y champaña.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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