Los dos niños sirios que se ahogaron junto a su madre cuando trataban de llegar a Grecia fueron enterrados en la ciudad siria de Kobani este viernes.
La imagen del cuerpo de Aylan Kurdi, de tres años, en una playa turca atrajo las miradas del mundo a la ola de migración impulsada por la guerra y las privaciones.
Los tres cuerpos fueron transportados en avión a la ciudad turca fronteriza con Siria desde la cual vehículos fúnebres con escolta policial los llevaron a Kobani.
Decenas de dolientes se agruparon en torno de los cuerpos cuando los tendieron en la tierra seca y yerma del Cementerio de los Mártires. Las paladas de tierra alzaron nubes de polvo. Abdullah Kurdi, su padre, lloraba mientras los cuerpos eran enterrados juntos.
Kurdi intentaba llegar a Europa con su familia después de que Canadá, país en donde vive su hermana, rechazó su pedido.
En declaraciones en el cruce fronterizo, Kurdi dijo que esperaba que la muerte de su familia motivara a los estados árabes a ayudar a los refugiados sirios.
"Quiero que los gobiernos árabes -no los países europeos- vean (qué les pasó a) mis hijos y que por ellos ayuden a la gente", dijo más temprano a periodistas en el cruce fronterizo mientras las ambulancias trasladaban a los tres cuerpos desde Turquía a Siria.
La agencia de refugiados de la ONU estima que más de 300 mil personas utilizó rutas marítimas peligrosas en lo que va del año para llegar a Europa.
La ruta entre Bodrum, en Turquía, y Kos, a sólo unos pocos kilómetros, es una de las más cortas entre Turquía y las islas griegas, pero sigue siendo peligrosa. Cientos de personas al día tratan de cruzarla a pesar de los riesgos bien conocidos.
Abdullah Kurdi dijo que la embarcación sobrecargada volcó momentos después de que el capitán, que fue descrito como un hombre turco, entró en pánico y abandonó el barco, dejando a Abdullah como el capitán de facto de un pequeño bote superado por un mar agitado.