La Cámara de Representantes de EU bloqueó hoy de mano de los demócratas un proyecto de ley para la protección de los trabajadores estadunidenses que puedan ser afectados por los tratados de comercio internacionales, un revés para la agenda del presidente, Barack Obama, en esta materia.
Una abrumadora mayoría de los demócratas votaron en contra del paquete legislativo pese a estar de acuerdo con el contenido del texto, con el objetivo de acabar con la conocida como "vía rápida" que aceleraría la aprobación de tratados comerciales al evitar que su revisión pasase por el Congreso.
Los demócratas no respaldaron al mandatario, quien incluso visitó esta mañana el Capitolio para convencer a sus compañeros de bancada de que apoyasen la propuesta, clave para cerrar el inminente Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
Con 126 votos a favor y 302 en contra, el fracaso de esta pieza de la agenda comercial de Obama significa que el paquete comercial considerado en la Cámara de Representantes será diferente al ya aprobado por el Senado, lo que requiere nuevas negociaciones para elaborar un proyecto de ley comercial final.
Instantes más tarde los mismos legisladores aprobaron por estrecho margen de votos una autorización acelerada al presidente, conocida como "Fast Track", para finalizar el acuerdo de libre comercio con los países del Pacífico. Sin embargo, esta segunda votación no tiene efectos prácticos porque la derrota de la reglamentación de protección a los puestos de trabajo bloquea de hecho todo el proyecto.
Las dos medidas ya habían sido aprobadas por el Senado, pero ahora el proyecto completo, denominado Autoridad de Promoción del Comercio (TPA, en inglés), queda en un limbo legal, ya que las dos cámaras del Congreso aprobaron cosas diferentes.
De esta forma, todo el proyecto tendría que ser renegociado en un texto unificado. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, sugirió que podría someter nuevamente el proyecto a voto, pero no aclaró cuándo ocurriría ni en qué condiciones.
La oposición frontal de los demócratas a la agenda comercial de Obama afectará además directamente a las negociaciones del Ejecutivo con los gobiernos integrantes del TPP, colocando a Estados Unidos en una posición más débil.
La Cámara alta aprobó el paquete legislativo la semana pasada, que fundamentalmente otorga la Autoridad de Promoción del Comercio a Obama (TPA), que garantizaría que los acuerdos comerciales que negocie obtengan un voto rápido de sí o no en el Congreso sin posibilidad de enmienda.
La Casa Blanca ha asegurado que esta herramienta, también conocida como "vía rápida", es esencial para finalmente cerrar el TPP, que involucra a doce países del Pacífico y es uno de los mayores anhelos del presidente.
La Cámara de Representantes, de mayoría republicana, podría votar de nuevo sobre la pieza legislativa que fue rechazada hoy durante la semana entrante, para tratar de aprobar finalmente el paquete comercial.
Horas antes de la crucial votación, Obama se trasladó personalmente al Congreso para tratar de convencer a los legisladores de su propio partido de apoyar el proyecto, pero sus reconocidas habilidades de oratoria no tuvieron ningún efecto perceptible.
En el plenario de la Cámara de Representantes, diversos legisladores pidieron la palabra para narrar el drama de la pérdida de empleos en sus respectivas circunscripciones, provocado por la mundialización del libre comercio.
La demócrata Nancy Pelosi, una de las más firmes aliadas de Obama en el Congreso, mantuvo una actitud discreta durante la visita del presidente, dijeron fuentes a la prensa, pero en el plenario no ocultó la división en el partido oficialista.
"Tenemos que desacelerar este 'procedimiento acelerado'", dijo Pelosi, para añadir que "cualquiera sea el acuerdo con otros países, nosotros queremos un acuerdo mejor con los trabajadores estadunidenses".
Obama invirtió una buena parte de su capital político en conseguir el respaldo del Congreso para poder completar las negociaciones por el acuerdo de libre comercio con los países del Pacífico antes de dejar la Casa Blanca, en 2017. El presidente había llegado a afirmar que la finalización de este ambicioso acuerdo era una "prioridad" de su gobierno.
La aprobación del TPA permitiría a Obama finalizar la negociación y posteriormente presentar al Congreso un acuerdo finalizado para que el poder legislativo lo apruebe o lo rechace pero sin posibilidad de introducir cambios.
Paradójicamente, en esta iniciativa Obama tuvo el apoyo de la mayoría de los legisladores del opositor Partido Republicano, ideológicamente favorables a cualquier iniciativa de libre comercio.
Uno de los más notables representantes del liberalismo a ultranza, el republicano Paul Ryan, lamentó amargamente el bloqueo a la autorización presidencial. De acuerdo con Ryan, más de cien acuerdos comerciales se han firmado en todo el mundo desde 2007 sin la participación de Estados Unidos.
Pero en el coro de críticas al proyecto también se alzaron voces contra los mecanismos de arbitraje para resolver diferencias entre los Estados y los inversionistas privados.
El mayor núcleo sindical de Estados Unidos, la célebre AFL-CIO, había lanzado esta semana una agresiva campaña en favor de bloquear la autorización a Obama para llevar adelante el proyecto con los países del Pacífico.