El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contará con transmisión televisiva en vivo para que pueda dirigirse a toda la nación el próximo martes 22 desde el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, anunció hoy el canciller cubano Bruno Rodríguez.
“Entonces cada quien podrá formarse su opinión” sobre lo que tenga que decirnos Obama, dijo Rodríguez en conferencia de prensa. A pregunta de cómo reaccionaría el gobierno nacional ante un discurso crítico, el canciller respondió: “Seguramente expresará diferencias que escucharemos con mucho respeto”.
Según trascendidos, los asistentes al Gran Teatro, situado a la izquierda del emblemático Capitolio de La Habana y recién remodelado, fueron seleccionados por los dos gobiernos. Entre ellos figurarán la comitiva de Obama y representantes de la comunidad cubano-estadunidense, así como estudiantes y delegados de organizaciones civiles de la isla.
El ministro anunció además que tras el intercambio de Obama y el presidente Raúl Castro el lunes 21 –tercero entre ambos- , los dos gobernantes se dirigirán a la prensa. “Estamos asegurando las mejores condiciones” para la cobertura mediática, puntualizó.
Asimismo reveló que empresarios estatales, así como representantes de los sectores privado y cooperativistas de Cuba, participarán en la reunión de hombres de negocios de los dos países, que inaugurará Obama en la tarde del lunes.
Rodríguez anunció igualmente que su gobierno está dispuesto a eliminar el gravamen de 10% que se aplica al uso en la isla del dólar estadunidense, después de que compruebe que los empresarios cubanos pueden hacer transacciones comerciales en esa moneda, como se anunció en el último paquete de cambios al bloqueo aprobado hace 48 horas por Washington.
“En los próximos días intentaremos realizar transferencias en dólares” con bancos de EU para comprobar si es cierto que terminó la “política de persecución” que padece la isla por el uso de esa moneda desde hace medio siglo, anunció.
Asimismo dijo que su gobierno todavía “estudia el alcance y efecto” del cuarto paquete de cambios adoptado por Obama para ir restándole sustancia al embargo, que solo puede ser eliminado totalmente por el Congreso de EU, bajo control republicano.