La ex secretaria de Estado Hillary Clinton y el senador por Vermont Bernie Sanders están volcando todos sus esfuerzos en las elecciones primarias del próximo martes en California, el estado que más delegados reparte para los demócratas y la traca final de este largo periodo de votaciones en EU.
Clinton, favorita para obtener la nominación del Partido Demócrata a la Casa Blanca desde antes de presentar sus aspiraciones, ha visto cómo su rival, que se autodenomina socialista, se ha negado a bajar los brazos pese a que los números para lograr la victoria no están de su parte.
El senador por Vermont ha obtenido un gran apoyo popular, sobre todo entre los más jóvenes, algo que le ha aupado, a lo largo de los meses, desde una campaña con apenas financiación a un empuje popular a través de las pequeñas donaciones.
Los analistas coinciden de manera unánime en que su candidatura, fundamentada en la defensa de la clase trabajadora y la reducción de la desigualdad, ha empujado a Clinton a moverse hacia la izquierda, unos principios que está dispuesto a llevar a la convención demócrata que se celebrará en julio.
Las opciones del legislador de ser el candidato demócrata son casi cero, teniendo en cuenta que la ex secretaria de Estado está a apenas 71 delegados de cruzar los 2,383 necesarios para convertirse oficialmente en la aspirante a la Casa Blanca por su partido, mientras que solamente en California este martes hay en juego 546.
Sin embargo, pese a celebrarse primarias el mismo día en otros cinco estados -Nuevo México, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Montana y Nueva Jersey-, Sanders es consciente del peso que tiene California, no solo por su número de delegados, sino también como baluarte estratégico de los demócratas.
"Para cuando nuestra campaña termine en California el lunes, habremos hablado con un cuarto de millón de personas en California, cara a cara", dijo el senador este jueves en una conferencia de prensa.
"Es una campaña de base, que va directamente a la gente, y creo que por eso nos encontramos con una excelente oportunidad de ganar el martes", aseguró un optimista Sanders, al que las encuestas, en las que ha recortado hasta casi 10 puntos a Clinton en una semana, le dan la razón.
Steffen Schmidt, profesor de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Iowa, cree que Sanders "no tiene oportunidad alguna" de hacerse con la nominación demócrata, sin embargo considera que su empeño responde a su firme interés en que "su punto de vista socialista" quede incluido en la agenda del partido.
"También puede querer ser vicepresidente de Hillary Clinton cuando obtenga la nominación -algo que no ha descartado-. Así que si lo hace muy bien en California, puede tener más influencia sobre el futuro del Partido Demócrata", explica a Efe Schmidt.
Mientras en el lado republicano, el magnate Donald Trump lleva semanas saboreando su victoria y centrándose en los comicios de noviembre, Clinton continúa peleando con el senador por legitimar su candidatura, que obtendrá por un margen mucho más estrecho de lo esperado.
"La temporada de elecciones no ha sido buena para Clinton. No se preveía que fuese a tener competencia este año y, al final, va a ganar por muy poco. Eso la hace parecer débil al entrar en la (elección) general", explicó a Efe Justin Holmes, profesor de la Universidad Nothern Iowa.
Por esta razón, varios líderes del Partido Demócrata están presionando a Sanders, según apuntó esta semana la cadena CNN, para que abandone cuando antes la carrera y permita así a Clinton centrarse en su batalla con Trump lo antes posible.
Según las fuentes consultadas por el canal estadunidense, el liderazgo demócrata estaría contemplando persuadir a Clinton para que seleccione a la senadora Elizabeth Warren, de fuerte raíz progresista y cercana al ámbito de Sanders, como su compañera vicepresidencial.
California, conocida como el "Estado Dorado", resulta en este periodo de primarias mucho más determinante de lo que suele ser, ya que a estas alturas de campaña normalmente ya hay un aspirante definido, por lo que la ex secretaria de Estado está concentrada en obtener una victoria que despeje toda duda sobre sus aspiraciones.
"Después del martes, los demócratas se unirán", vaticinó Clinton en una entrevista este viernes. Pero la respuesta solo la tiene Sanders.