El presidente de Estados Unidos Barack Obama dijo hoy que China está interesada en el Acuerdo de Cooperación Económica (TPP) que actualmente negocian 12 países de Asia-Pacífico, y en el que Pekín no participa.
"Ya comenzaron a tantear el terreno sobre su eventual participación en algún momento", declaró Obama en la emisión de radio Marketplace. El TPP, que representa 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, es una prioridad para Obama, que defiende su potencial para los exportadores estadounidenses.
Pero una parte del Congreso, principalmente el ala proteccionista de su propio campo, el partido Demócrata, se opone. Obama multiplica desde hace varias semanas sus declaraciones para convencer a los congresistas de los beneficios de la iniciativa.
"Estamos completamente integrados a la economía mundial . (...) La pregunta es: ¿cómo fijar un número de reglas y adaptarse utilizando lo mejor posible las increíbles ventajas que tenemos a nuestro alcance?", dijo el mandatario.
Suscrito en 2005
Suscrito en 2005 por Chile, Brunei, Nueva Zelanda y Singapur, el TPP tiene actualmente a ocho países (Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam) pendientes de formar parte del grupo.
Uno de los grandes argumentos de Obama para defender el TPP es que es necesario que Estados Unidos contribuya a fijar las reglas comerciales en la región de Asia y el Pacífico porque, de lo contrario, será China quien marque las pautas.
Esos doce países concentran el 40 % de la economía mundial, por lo que, si China decidiera sumarse, reforzaría sustancialmente el que ya se proyecta como el tratado comercial más extenso de la historia. La perspectiva de que China se sume al pacto puede agitar las críticas en Estados Unidos a ese acuerdo, en especial en torno a la preocupación por el traslado de puestos de trabajo estadunidenses a ese país.
Esa posibilidad también puede aumentar la presión para que se incluyan en el TPP restricciones relacionadas con la manipulación de divisas, a las que el Gobierno de EU se opone y que castigarían a países que mantienen su moneda artificialmente baja con el fin de potenciar sus exportaciones, algo que China ha hecho en el pasado.
Obama argumentó hoy que, si China se suma al TPP en un futuro, tendrá que aceptar los estándares de derechos laborales y protección medioambiental que hayan acordado los doce países que ya están negociando para unirse a él.
Y añadió que, incluso si finalmente Pekín no se une y si otras economías de la región se comprometen a esos estándares y a protecciones de propiedad intelectual, "entonces China, por lo menos, va a tener que tomar en cuenta esas normas internacionales".
Obama pretende que el Congreso apruebe una medida mediante la que se acelerarían los procesos de negociación de los tratados internacionales, restringiendo la capacidad de los legisladores para opinar y enmendar sus contenidos.
Después de semanas de negociaciones, el Senado llegó el mes pasado a un acuerdo entre republicanos y demócratas, pero todavía un grupo nutrido de estos considera inapropiado dotar de esa libertad de maniobra al Ejecutivo sin que el Capitolio pueda revisarlo.
Catorce legisladores demócratas, en contra
Y no solamente contra esa "vía rápida", también son fuertes las críticas contra el más inminente de los futuros acuerdos comerciales internacionales, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), en el que están envueltos hasta doce países y podría resultar el pacto de intercambio más importante para EU desde que se aprobó el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN).
Por ello, un grupo de catorce legisladores demócratas se ha unido a sindicatos, organizaciones ambientales y asociaciones de trabajadores para impulsar una campaña contra estos tratados que, sobre todo, consideran perjudiciales para los obreros, pese a la insistencia de Obama de que serán los tratados más progresistas de la historia.
"No tiene sentido que adoptemos acuerdos comerciales que afectan a los trabajadores estadunidenses y dan más poder a las empresas extranjeras que no juegan con nuestras mismas reglas", afirmó el representante Rubén Gallego, uno de los legisladores que respalda la campaña.
"La vía rápida reduciría la autoridad del Congreso para garantizar la seguridad para los trabajadores estadunidenses, y allanaría el camino para una continuación de las políticas fallidas que provocaron (la creación de) puestos de trabajo en el extranjero y una afluencia de productos importados producidos con salarios increíblemente bajos", agregó.
Junto a Gallego, el grupo de legisladores lo conforman el senador y precandidato demócrata a la Presidencia Bernie Sanders y los representantes Rosa DeLauro, David Cicilline, Keith Ellison, Alan Grayson, Raúl Grijalva, Barbara Lee, Mark Pocan, Tim Ryan, Loretta Sanchez, Brad Sherman, Louise Slaughter y Nydia Velázquez.
Junto a ellos, organizaciones como CREDO, DailyKos, Moveon.org Civic Action, Democracy for America, Sierra Club o el PCCC tratarán de recoger las firmas de dos millones de personas para demostrar la oposición del pueblo estadunidense a estas medidas. Se espera que la Cámara baja estadunidense aborde el conocido como "fast track" (vía rápida) en su sesión legislativa de la semana próxima.