Su jefe entró, gritó: ‘¡Apunten a la cabeza!’ Salté por la ventana, mis amigos fueron asesinados”, cuenta un soldado afgano de 19 años, rescatado de la matanza cometida el viernes por milicianos talibanes, en una base militar del norte y que ha podido costar la vida a más de cien personas.
Mohamad Qurban, originario del Badajshan (noreste), seguía un entrenamiento en la base del Cuerpo de ejército 209 cerca de Mazar-e-Sharif, y fue herido en la mano y en el abdomen en el ataque de la base por una decena de insurgentes islamistas a la hora de la oración, en la tarde.
El asalto duró al menos cinco horas. La AFP habló con los heridos ingresados en el hospital civil de Mazar, pero la mayoría se encuentran en el establecimiento de la base. “Estaba en otra sala cerca de la mezquita con una quincena de amigos cuando entraron”, recuerda Mohamad, que pudo huir. Sus compañeros tuvieron menos suerte.
Zabiulá, de 22 años, se encontraba en el comedor, otro objetivo privilegiado del comando junto a la mezquita.
“Estábamos comiendo cuando un camión frenó delante de nosotros con cuatro hombres vestidos de soldados a bordo. Dos entraron y abrieron fuego. Los otros dos a bordo comenzaron a disparar con una metralleta instalada en el techo”.
Según el relato de un oficial, que no quiso dar su identidad, “era la hora de la oración en la mezquita de la base. Dos asaltantes se hicieron estallar en el interior. Los otros, equipados con armamento pesado y ligero, abrieron fuego”.
Para Mohamad Hu sain, con el brazo y la pierna vendados, “está claro, tenían infiltrados en la base, sino ¿cómo habrían podido entrar?” Según el ministerio de Defensa, un atacante fue detenido, dos se hicieron explotar y los otros fueron abatidos.
En su primer balance de víctimas, el ministerio de Defensa habló en la mañana de “al menos 100 soldados muertos y heridos”. Pero un oficial que estaba en el interior de la base atacada dijo que “hubo 150 muertos y decenas de heridos”. Si se confirma el balance, sería el ataque más mortífero en Afganistán contra civiles o militares.
“Hace tres meses mandé a mi hijo al servicio militar, no lo volví a ver desde entonces. Hoy me devuelven su cadáver”, dijo un padre a la AFP.