Amnistía Internacional (AI) denunció hoy la ejecución sumaria en Siria de un grupo de quince civiles entre los que había siete niños, aparentemente perpetrada por un grupo rebelde cercano a la organización terrorista Al Qaeda. Los niños tenían de tres a doce años. El resto de los civiles asesinados eran tres mujeres y cinco hombres.
La matanza se produjo en el pueblo de Al Tleiliye, en la provincia de Hasaka, en el norte, "y se cree que la perpetraron miembros del grupo Estado Islámico en Irak y en el Levante (EIIL)", dijo la organización con sede en Londres en un comunicado. "El objetivo fueron familias de granjeros árabes, aparentemente por su supuesto apoyo a un grupo armado kurdo, el YPG (Unidad de Protección del Pueblo) o porque fueron confundidos con kurdos", agrega el comunicado.
La mayoría de las víctimas recibieron un balazo en la cabeza, dijeron a AI fuentes de un hospital cercano. Un testigo que llegó al pueblo después de la matanza describió la escena a AI. "Entré en una casa y me encontré a dos mujeres muertas en el suelo. Entre las dos había un niño, probablemente de seis años, también muerto. Seguí y me tope con un hombre en el suelo, junto a una furgoneta convertida en cama. Ahí yacía una mujer con tres niños, parecían tener todos menos de diez años".
El testigo siguió encontrando víctimas hasta que vio a un hombre tratando de retirar los cadáveres, "colocando cuatro o cinco cuerpos en un auto, incluyendo el de una niña que probablemente tenía siete u ocho años". Amnistía recibió los nombres de las víctimas de una organización que trabaja sobre el terreno pero que no quiso ser identificada para proteger a sus cooperantes.
Philip Luther, director de Medio Oriente en AI, dijo que "estos asesinatos a sangre fría son un amargo recordatorio de como la completa impunidad para los crímenes de guerra y contra la humanidad en Siria está alimentando la brutalidad e inhumanidad".
De otra parte, opositores sirios denunciaron hoy un supuesto ataque químico con un gas tóxico en la localidad de Arbin, al noreste de Damasco, del que acusaron a las fuerzas del régimen de Bashar al Asad. La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza política opositora, afirmó que un centro médico de Arbin recibió hoy diez civiles con síntomas de asfixia, convulsiones y vómitos.
Tras examinar a los pacientes, los médicos señalaron que podría tratarse de un ataque con gas cloro. Un portavoz del hospital Al Salam en el distrito de Guta Oriental, donde se ubica Arbin, dijo a Efe a través de internet que su centro llegó a movilizarse para acoger a heridos, pero no llegó ninguno. "El gas se extendió poco", indicó el portavoz, porque el presunto ataque químico solo afectó a un túnel.
Esta fuente afirmó que recibieron la notificación a través de la red de información que tienen los centros sanitarios en la zona. Hace dos días, la responsable de la misión conjunta de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), Sigrid Kaag, reconoció que la destrucción de las armas químicas sirias no podrá concluir antes del plazo del 30 de junio.
El motivo son los problemas de seguridad que impiden el transporte del último cargamento. La diplomática holandesa recordó que aproximadamente 7.2 % de las armas químicas y materiales declarados por el Gobierno sirio siguen en una instalación en un área en torno a la cual hay combates, por lo que es "muy difícil" transportar ese cargamento.
En los últimos dos meses, ha habido denuncias de ataques químicos en Kafr Zita, en la provincia central siria de Hama, y en Harasta, en las afueras de Damasco, de los que se culpan mutuamente el Gobierno y la oposición. Siria lleva más de tres años en una guerra civil entre grupos rebeldes y el régimen de Bashar Al Asad que ha dejado más de 162 mil muertos y unos nueve millones de desplazados y refugiados.