Atentados yihadistas coordinados en el aeropuerto y el Metro de Bruselas dejaron ayer 34 muertos y 200 heridos, sembrando el terror en el corazón de Europa. Las autoridades lanzaron una cacería de los atacantes sobrevivientes.
Según las autoridades, al menos dos yihadistas se hicieron explotar en el aeropuerto mientras se busca a un tercero prófugo.
Los ataques fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), y llevados a cabo cuatro días después de la detención en esta misma ciudad de Salah Abdeslam, el único sobreviviente de los atentados del 13 de noviembre en París que se saldaron con 130 muertos y 300 heridos.
Los ataques se iniciaron con dos explosiones en la zona de salidas del aeropuerto internacional de Zaventem, provocando escenas terribles con cuerpos mutilados y pánico entre los pasajeros que huían de la zona.
Al menos 14 personas murieron y 96 resultaron heridas, según los bomberos.
Una tercera bomba en el aeropuerto no llegó a explotar, siendo detonada más tarde bajo control por los servicios de seguridad. El yihadista responsable de esa tercer bomba es quien habría huido del lugar de los hechos.
Cerca de una hora después del primer ataque otra explosión, ahora en la estación Maalbeek del Metro bruselense, en pleno corazón del barrio europeo, dejó "probablemente" unos 20 muertos y 106 heridos, dijo el alcalde de la ciudad, Yvan Mayeur.
"La explosión fue muy violenta, al punto que se derrumbaron tres muros en un estacionamiento subterráneo debajo de la estación", dijo un vocero de los bomberos, Pierre Meys.
Un periodista de la agencia AFP vio fuera de la estación antes de que se cercara la zona a unas 15 personas en la acera con los rostros ensangrentados recibiendo asistencia médica.
"La identificación de los cuerpos no está terminada. Estaban totalmente despedazados", dijo Meys refiriéndose a la estación Maalbeek.
Tras los ataques, calificados de "ciegos, violentos y cobardes" por el primer ministro belga, Charles Michel, el gobierno elevó el nivel de alerta al máximo. Todos los vuelos desde y hacia Bruselas fueron cancelados y el transporte público suspendido.
"Temíamos un atentado terrorista y sucedió", dijo el primer ministro Charles Michel en rueda de prensa. "La gente estaba simplemente yendo al trabajo, a la escuela y fueron alcanzados por la barbarie más extrema", añadió.
Los testigos describieron escenas de horror en el aeropuerto, con víctimas que yacían en el suelo en un mar de sangre y sus miembros arrancados.
"Un hombre gritó unas palabras en árabe y escuché una gran explosión", dijo Alphonse Lyoura, que trabaja en la seguridad del equipaje de los vuelos hacia África.
"Era el pánico general. Me escondí y esperé cinco, seis minutos. Algunas personas vinieron a pedirme ayuda", agregó, con las manos aún ensangrentadas.
"Ayudé al menos a siete heridos. Retiraron cinco cuerpos que ya no se movían", continuó, explicando que "muchos perdieron las piernas".
Las autoridades difundieron la imagen de tres de los sospechosos empujando carritos del aeropuerto, dos de los cuales "posiblemente levaron a cabo un atentado suicida", indicó el fiscal Frederic Van Leeuw.
El tercero, vestido con una chaqueta deportiva color hueso y un sombrero oscuro, es "activamente buscado", según el fiscal. La policía lanzó un llamado a testigos para intentar hallarlo.
Los atacantes llevaban "bombas en las maletas", indicó Francis Vermeiren, alcalde de Zaventem, precisando que habían llegado en taxi.
El fiscal Van Leeuw informó de varios allanamientos en Bélgica, que continuaban anoche. En uno de ellos, en la comuna de Schaerbeek de Bruselas, hallaron "un artefacto explosivo que contenía clavos (...) productos químicos y una bandera del Estado Islámico".
El EI había reivindicado poco antes los atentados en un comunicado difundido en internet.
"Una célula secreta de soldados del califato (...) llevó a cabo un ataque contra el Estado cruzado de Bélgica, el cual está luchando contra el islam y su pueblo", afirmó.
Para el fiscal belga es "demasiado pronto" para establecer un vínculo con los atentados de París del 13 de noviembre, en los que murieron 130 personas.
Las autoridades no dieron aún un balance definitivo de víctimas. Solo se sabe que hay afectados de múltiples nacionalidades, entre ellas una peruana y una marroquí muertas. Entre los heridos hay cuatro estadunidenses, dos colombianos y ocho franceses.
Las autoridades elevaron al máximo el nivel de alerta terrorista para todo el reino. El aeropuerto permanecerá cerrado hoy. La seguridad en las instituciones europeas en Bruselas y en Estrasburgo, así como en las centrales nucleares belgas, fue reforzada.
El transporte público fue suspendido por varias horas y las principales estaciones de tren de Bruselas fueron evacuadas, medidas que recién se relajaron a media tarde.
"Este 22 de marzo no será nunca un día como los otros", declaró el rey de los belgas, Felipe, en un discurso transmitido por televisión.
Los 28 líderes de la Unión Europea así como los titulares de las instituciones de la comunidad, afirmaron en un comunicado conjunto poco habitual que los atentados son "un ataque a nuestra sociedad democrática abierta".
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