La Audiencia Provincial en Madrid decidió absolver por delito de abuso sexual contra menores a un maestro acusado de dar palmadas en el trasero, sentar en sus piernas y meter sus dedos entre el elástico de la falda a niñas de 10 y 11 años, en un caso que ha provocado indignación en España.
Según revela El País, las autoridades consideraron que esas acciones del sujeto no tenían un carácter sexua. En el expediente, el hombre aseguró que lo hacía para "mostrarse cercano y conseguir un ambiente amistoso y relajado".
El documento judicial consideró que se da verosimilitud al testimonio de las víctimas, mientras que el propio acusado afirmó que hizo esos actos, pero que, según él, se habían “sacado de contexto”, consigna el medio español.
El hombre se desempeñó como maestro de sexto grado de primaria entre finales de 2017 y principios de 2018 en el establecimiento educacional madrileño donde realizó las acciones contra las niñas.
La alerta de los padres de las niñas se inició cuando se referían al sujeto como "tocaculos", al percatarse de una conversación entre ellas. Le preguntaron a qué se referían con ese dicho y fue en ese momento que las estudiante comenzaron a detallar los actos que les hacía el sujeto.
El maestro quedó suspendido luego de que los padres de las niñas se acercaron al establecimiento educacional, al día siguiente, para detallar lo que le comentaron sus hijas.
Las autoridades del tribunal consideraron probado que el hombre realizó gestos como “darles palmadas o patadas suaves en el trasero, abrazarlas, indicarles que se apoyaran sobre su pierna cuando se acercaban a su mesa, acariciarles el pelo, mano, pierna, espalda o hacerles cosquillas, hablarles en voz baja muy próximo al oído, besarles en las manos y mofletes o colocar un dedo entre el elástico de la falda y la cintura de una alumna, moviendo la mano de izquierda a derecha siguiendo la línea de la cintura”.
En el medio español se considera que, según los jueces, todos estos actos contra la niñas eran parte de la determinación del sujeto para “mostrarse cercano a sus alumnos y conseguir en el aula un ambiente amistoso, relajado y de cierta familiaridad y confianza”.
En el proceso judicial, la Fiscalía solicitaba al tribunal que se aplicara contra el maestro una condena de cuatro años de prisión por el delito de abuso sexual continuado, además de aplicar la prohibición para que pueda ejercer la docencia para evitar tener contacto con las menores involucradas en el caso.
Las cuatro niñas declararon una vez, con la intención de que no volviera a recordar los tormentos hechos. El acusado escuchó las grabaciones donde las menores que detallaron los actos contra ellas, aunque el hombre decidió no hablar ni responder las preguntas de la Fiscalía. Sin embargo, en su primera interrogación dijo que sus actos fueron “sacados de contexto”.
Pese a contar con las declaraciones de los padres y una psicóloga experta en el tema, éstas fueron tomadas en un “plano secundario” por el tribunal, quien consideró que ellos no presenciaron los hechos denunciados.
El mismo medio español afirma que el tribunal consideró que el sujeto nunca tocó en partes erógenas de las estudiantes menores de edad, además de que esas acciones se ejercían frente a otros compañeros de clase.
También en la audiencia se sostuvo que lo que el sujeto les susurraba al oído de las menores eran frases que no hacían daño moral y físico, mientras que las palmadas en los traseros eran toques “por encima de la ropa, flojito y que no hacía daño”.
La situación fue a tal punto que una de las estudiantes afirmó que, al no gustarle las acciones ejercidas por el maestro, como el sentarse encima de él, siempre se ubicaba al otro lado de la mesa para hacer preguntas en clase, donde incluso se revela que el sujeto, al ver la distancia y negación de la menor de edad, alguna vez la presionó diciéndole que “pues me enfado y no respiro”.
El tribunal dio a los testimonios “fiabilidad”, considerándolos sinceros y sin ver motivación como la “venganza o resentimiento” para haber contado su situaciones. El expediente sostiene además que una de las estudiantes consideró que el sujeto es “extraordinario académicamente”.
Pese a la insólita conducta sostenida por el maestro, las juezas del tribunal considerar que, aunque los actos del sujeto se podrían considerar como “inapropiados”, no se prueba la intención de una “apetencia sexual” por parte del acusado de cometer los gestos que no contaban con la aprobación de las menores de edad ni de sus padres.