Había gente muy preocupada por que los divorcios estaban como quien dice a la orden del día.
En México no tenía mucho que se habían planteado leyes más asequibles para la disolución del matrimonio y esto era visto como una cosa muy mala del mal.
Que los motivos eran lo de menos. Y en EU además era más fácil ese trámite. Se ejemplificaban con el de una pareja en la que en tantos años de casados, ella nunca lo quiso besar.
Al momento de estar en el juicio, se le pidió al juez que le oliera la boca al marido. Y el juez se puso pálido, frunció el ceño y estornudó una hora. Así que se le otorgó el trámite a la señora.[OBJECT]
Otro caso fue el de un marido desconsiderado que al dormir se la pasaba haciendo machincuepas y descobijaba a su esposa. Un vecino los vio; el abogado de el dijo que la señora nada más quería andar con inquietudes nocturnas fuera de horario, por que estaba desnuda. El vecino declaró en el caso y se quedó con la señora.
Y también en EU las uniones obreras hablaban de que el día del trabajo había sido triste. Que los hombres se habían ido a los campos de batalla y que habían vuelto con laureles de gloria coronando sus frentes.
Pero que al concluir el conflicto, ya era necesario que los trabajadores que volvían hicieran el esfuerzo máximum, pues no había alternativas para que el país del norte volviera por sus fueros. Por cierto, ese texto nunca habló de las mujeres que se quedaron a laborar en todos lados.
Y Alemania tenía una deuda con los aliados, según las negociaciones en las que a Alemania no dejaron meter mano, de alrededor de 80 billones de dólares. Una cantidad inconmensurable.
Como que el káiser Guillermo II seguía sin agarrar la onda. Manifestó sus deseos de volver a Alemania. Y en tanto, su otrora invencible flota naval, de barcos y submarinos, había sido derrotada completamente.
Para conseguir dinero para la carretera Gómez-Lerdo, se organizó una espectacular rifa de 500 pesos en efectivo, una cantidad muy buena para cualquiera que no la tuviera.[OBJECT]
Por fin las manifestaciones políticas se prohibieron en Torreón por la presidencia municipal. Las chusmas andaban incontrolables, por que aparte eran manejadas por agitadores de oficio.
La Mano Justiciera volvía a sonar. La casa de uno de los amenazados por la dichosa mano fue asaltada, y como a los laguneros no nos gusta echar a volar la imaginación, pues se armó tremendo chisme. Pero resultó que los rateros eran normales, y hasta uno de ellos, de origen chino, fue detenido.
dcr