
- 'Larks’ Tongues in Aspic' | King Crimson
Para muchos, King Crimson fue la primera banda en tocar rock progresivo en la historia, con su álbum debut: The Court of the Crimson King (1969). Y quizá no les falte razón. Pero esa banda metamórfica, cuya única constante ha sido la intolerable genialidad y el indiscutible virtuosismo de Robert Fripp, ha pasado por varias etapas a lo largo de casi medio siglo de existencia.
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Después de una primera etapa en la que sus sonidos se sentían más influidos por el jazz y por la lírica de Pete Sinfield —con visos medievales, góticos y fantásticos—, la banda se desintegró para reagruparse con la unión de dos percusionistas —el legendario Bill Bruford y el gran underrated Jamie Muir—, un extraordinario bajista y vocalista —el recién extinto John Wetton— y la inclusión de un violinista —de nombre David Cross—, con los que el rey carmesí tomó una forma que es, quizás, la mejor que se le ha visto y escuchado en décadas —y, de hecho, es tal vez uno de los mejores line-ups en la historia del rock.
El álbum que nos ocupa es, categóricamente, el más experimental de su carrera. Con esta pieza, Crimson redefinió las fronteras del rock y del prog. En él se alternan piezas instrumentales de difícil digestión, como la que da nombre al álbum —cuyas dos partes abren y cierran el álbum, configurando un círculo perfecto—, con otras piezas de un aire más sensible y melancólico, como “Book of Saturday” o “Exiles”. Y entre ellas, la energía y la explosión de tracks psicóticos como “Easy Money”.
El áspero violín de Cross, las intrincadas percusiones melódicas de Muir y la precisión quirúrgica de Fripp son como una filigrana que adorna la sólida base rítmica que proveen Bruford y Wetton. Y de este rico contraste se desprende el que es uno de los mejores álbumes de este larguísimo proyecto —y uno de los más arriesgados de la historia del rock—, que por cierto se encuentra en tierras mexicanas por estos días, lo que da un pretexto para revisitar este gran clásico. ¡Salve, rey carmesí!
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- 'Spider-Man: Homecoming' | Michael Giacchino
Hace unas semanas escribí sobre la decepción que me causó el soundtrack de Wonder Woman a causa de su completa desconexión con su pasado. Aun después de ese episodio, escuché la banda sonora de Spider-Man: Homecoming con altas expectativas. ¿Por qué? Simplemente porque el apellido Giacchino figura bajo el crédito de música original.
Michael Giacchino es uno de los compositores más astutos que posee la escena actual de música cinematográfica. Conoce su oficio, domina sus recursos y —lo más importante— sabe contar historias con su música. Lo ha demostrado en las partituras que escribió para las películas de Pixar —maestros del storytelling—: Ratatouille, Intensa Mente, Cars, Los increíbles y Up, cinta por la que ganó un Oscar, un Globo de Oro, un BAFTA y dos Grammys.
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Pero Michael también se ha consolidado como encomiable heredero de compositores cuya música definió la apariencia sonora de grandes franquicias. Giacchino adaptó y reelaboró el tema de Misión Imposible de Lalo Schifrin para Misión Imposible III, en su primera colaboración con J. J. Abrams, y tomó la estafeta de dos de las creaciones titánicas de John Williams: Parque Jurásico y Star Wars.
En Spider-Man: Homecoming repitió la hazaña. El primer gran acierto fue presentar el tema clásico que J. Robert Harris escribió para la serie televisión de los sesenta (Ese Spider-Man, Spider-Man que suena en nuestras cabezas como subibaja). El segundo acierto—y aquí Giacchino hace patente su ingenio— fue tomar ese tema como base para la construcción de toda la banda sonora. Pero lo hizo con formidable sutileza: no fue necesario que multiplicara esa referencia de manera obvia por toda la película, le bastaron las tres primeras notas —a veces incluso dos— para recordarnos que detrás de esa reinvención del superhéroe respira una historia de varios años.
Otra particularidad notable: “The world is changing”, que suena al inicio de la película, sitúa a Peter Parker en el universo Marvel con una referencia al temade los Avengers, de Alan Silvestri.
Pero quizá el rasgo más destacable es que el sonido que Giacchino le otorgó al nuevo Spidey es ligero y juguetón, justo como el personaje de Tom Holland.
Pronto escucharemos más de Michael Giacchino, cuando se estrene War for The Planet of the Apes, otra serie que el compositor de Nueva Jersey adoptó e hizo suya.
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