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Cambiar de vida para ejercer el voluntariado

Tras renunciar a una firma mundial de abogados, Julio Copo ingresó a una organización que transformó la visión que tenía de su profesión.

A sus 22 años, cuando estudiaba la licenciatura en Derecho en la Universidad Iberoamericana, Julio Copo tuvo la oportunidad de impulsarse hacia la cumbre de su carrera, pues logró ingresar a la firma multinacional de abogados Baker McKenzie. Después de año y medio de mantener un empleo absorbente, además de seguir estudiando, se dio cuenta de que podía estar realizando el sueño de todo abogado, pero no el suyo.

Copo, ahora secretario del consejo de la Fundación Basham y subcoordinador de la Comisión de Derechos Humanos de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, comentó en entrevista que en esa etapa tomó la decisión de renunciar a su trabajo y estudiar en Argentina.

CAMBIO RADICAL

“Estudiando fuera conocí una organización que se llamaba Un Techo para mi País, actualmente nombrada Techo, que se dedica a la construcción de vivienda para gente marginada. Inicialmente me involucré como voluntario; más tarde ayudé a coordinar la campaña de recaudación de fondos y eventualmente salió la directora jurídica de la organización y me ofrecieron asumir ese rol. Después de seis meses salió la oportunidad de ir a Panamá para abrir una oficina. Durante el tiempo que formé parte de Techo me percaté de que las organizaciones sin fines de lucro no pueden solas con la encomienda de hacer mejor este mundo. Así encontré que hacen falta profesionistas socialmente responsables y descubrí que como abogado podía incidir de manera profunda”.

Cuando Copo regresó de Panamá su visión ya estaba enfocada en ser un abogado socialmente responsable y en Basham encontró esa oportunidad. “Después de Techo empecé a buscar un trabajo que me dejara desarrollar esta vocación, para poner la abogacía al servicio de la gente, y así llegué a Basham Ringe y Correa, donde había una fundación de la que nadie estaba a cargo. Ahí me ofrecieron retomar mis esfuerzos de usar el Derecho como herramienta para el cambio social”.

Copo no sabía que abandonar el sueño de todo abogado lo llevaría por esa ruta. Basham Ringe y Correa, que es líder en Latinoamérica, empezó su iniciativa social en 2011. A partir de entonces, con la ayuda de sus abogados, presta al año cerca de mil 200 horas de trabajo pro bono en beneficio de unas 60 organizaciones no lucrativas, haciéndose cargo de sus obligaciones legales para que destinen recursos a sus beneficiarios. También les ayuda con asuntos fiscales, corporativos, contratos laborales, en el registro de sus marcas, propiedad intelectual, consultas y asesorías; es decir, ofrece de manera voluntaria los mismos servicios que a sus clientes.

LABOR PRO BONO

La ética es fundamental al ejercer, explicó Copo, porque el abogado se enfrenta a situaciones en las que puede tomar la decisión de hacer las cosas de manera correcta o ver cómo darles la vuelta para satisfacer al cliente. En ese sentido, la responsabilidad del litigante es evaluar no solo qué es lo mejor para el cliente, sino qué es lo mejor para la sociedad.

“La Fundación Barra Mexicana nos invitó a participar en un proyecto con los Centros Varoniles de Rehabilitación Psicosocial, reclusorios para personas inimputables por padecer trastornos psicológicos. El lugar excedía la capacidad de reclusos y se solicitó el apoyo de dicha fundación para conformar un grupo de abogados penalistas que pudieran analizar los expedientes de varios internos a fin de determinar cuáles estaban ahí por situaciones jurídicas más trascendentales y cuáles cumplían con requisitos para ser liberados y tomar atención psicológica adecuada”.

En ese proyecto los voluntarios identificaron 20 casos, entre aproximadamente 120 expedientes, que reunían las características para seguir el desarrollo de su terapia fuera del reclusorio. En coordinación con autoridades, abogados e iniciativa privada, se consiguió la libertad de estos presos.

“En ese caso la ética fue clave, entendiendo lo que significaba la liberación de estos internos con problemas como retraso mental, esquizofrenia o trastornos de personalidad. Por otro lado, se analizaron las implicaciones a escala social, tratando de ser lo más correctos y apegados a la ley. Al final, la labor del abogado es hacer que prevalezca el Estado de derecho”, subrayó.

Copo agregó que el voluntariado no solo fortalece la ética de las empresas, sino de las personas, pues las obliga a salir de su zona de confort para experimentar otras realidades y “ver más allá de su ego. México es un país en el que menos de 16 por ciento de la población tiene acceso a educación universitaria. Como profesionistas, nuestro compromiso ético es hacer que estas oportunidades se distribuyan de manera equitativa y dejemos de pensar en el yo para enfocarnos en el nosotros. A mí me parece que esta es la llave del voluntariado: darse cuenta de cuál es la realidad más allá de la ayuda que estás entregando”, expresó.

De acuerdo con Copo, los principales retos para ejercer el voluntariado son vencer la apatía y salir de la comodidad personal para hacer algo en beneficio de alguien más. “Al final, el enfoque ético está en asumir la responsabilidad y tener la capacidad de responder ante ella”, concluyó.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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