Las reliquias de Juan Pablo II llegaron a la Catedral Metropolitana como parte de un recorrido que realizará por ocho Vicarias y en el que se expondrá un pedazo de piel del santo pontífice regalado a México por El Vaticano, informó Eduardo Lozano, de la Arquidiócesis.
"En concreto recibimos una imagen de cera en la que se ve a Juan Pablo II yacente y se acompañó de una reliquia de primer grado: es un pedacito de su piel que fue tomado después de su muerte, seguramente, y que regaló El Vaticano a México", explicó en entrevista.
Eduardo Lozano, coordinador de "La fiesta de la gratitud", detalló que la Arquidiócesis de México se prepara para la canonización de dos pontífices del siglo XX, Juan XXIII y su santidad Juan Pablo II.
"Por ello se ha preparado esta fiesta de la gratitud con esta procesión en la que se presenta la imagen de cera -que cruzó la puerta sagrada de la Catedral- y salió de la misa conventual de la Basílica de Guadalupe que inició a las 9:00 de la mañana, y efectuó un recorrido por las calles y todo esto forma parte de un ambiente de fiesta", dijo al referir que la fiesta durará nueve semanas.
Entre campanadas, música sacra y al apertura de la puerta sagrada, ingresó en una especie de ataúd de vidrio la imagen de Juan Pablo II y la reliquia, que es un pedazo de su piel que mide acaso un centímetro, la cual, indicó Lozano,"viene con una constancia, una documentación de vida donde se especifica que es de Roma y que garantiza la autenticidad".
Antes, hubo un recorrido de reliquias de la sangre del santo pontífice por 92 diócesis del país.
En días pasados, se había anunciado que se iba a traer de nueva cuenta una toma de la muestra de sangre, de las cuales solamente tres se han distribuido en el mundo. Sin embargo el obispo aclaró que se trata de un pedazo de su piel, misma que quedará resguardada por nueve semanas en la Basílica de Guadalupe.
El cardenal Norberto Rivera Carrera aseguró que es "un gran honor que México sea de los primeros países que recibe este tipo de reliquias" y recordó que durante sus viajes a México, Juan Pablo II se dijo a favor de la vida, de la familia y la paz que tanto necesita el país.
La gente se mostró muy conmovida con la figura de cera y las reliquias porque para sus fieles es como si estuviera vivo.
