Mientras las autoridades policiacas aún llevan a cabo las investigaciones y no han determinado la responsabilidad en los hechos, el cuerpo de la joven que fue asesinada en Ciénega de Flores fue trasladado a su natal San Luis Potosí.
Guillermina Alfonso Josefa, de 22 años, había llegado hace tiempo de la comunidad de Huehuetlán para buscar mejores oportunidades de vida en Monterrey.
Nunca imaginó que esas ganas de salir adelante y de progresar, lejos de sus seres queridos, la llevarían a vivir sola y a exponerse a los respectivos peligros.
La demostradora de una tienda departamental del centro de la ciudad fue velada durante tres o cuatro horas, la noche del viernes, en una funeraria de la avenida Madero y Álvaro Obregón.
Decenas de personas, entre vecinos y compañeros de trabajo, acudieron a darle el último adiós a las capillas, ante la imposibilidad de acompañarla en el sepelio.
Como a las 23:00 de ese día el cortejo partió rumbo a Huehuetlán, en la Huasteca Potosina, en un recorrido de casi 700 kilómetros.
Fue su madre María Concepción Alfonso Josefa quien identificó y reclamó previamente sus restos en el Semefo del Hospital Universitario.
Los peritos establecieron como causa de muerte un herida punzocortante penetrante en tórax. Además le detectaron al cuerpo diversas heridas, así como golpes en el abdomen y en las extremidades.
El crimen causó impotencia en la colonia Portal de Alcalá, en Ciénega de Flores, donde la empleada era conocida como una persona reservada y tranquila.