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“Me gusta el huapango norteño, es más taconeable”: Felipe Neri Garza Narváez

Al representante de la Secretaría de Gobernación en Tamaulipas le gustan las cosas bien hechas; dice que nadie lo contrata para ser chambón.

Apasionado de la política, amiguero y perfeccionista, así se define Felipe Neri Garza Narváez, representante de la Secretaría de Gobernación en Tamaulipas. De profesión médico cirujano dentista, el actual funcionario de la 4T tiene una larga trayectoria en el servicio público, al que ingresó desde los 15 para tener la posibilidad de estudiar.

Tres veces diputado local, presidente de la Junta de Coordinación Política en la LX Legislatura, vocero de la UAT y del gobierno estatal, subsecretario de Gobierno y delegado de Profepa, es parte de lo que se lee en su currícula. Tras 45 años en el PRI, en 2017 el victorense se declaró simpatizante del Movimiento de Regeneración Nacional.

- ¿Cómo se define Felipe Garza Narváez?

Como una persona echada pa’ delante, luchona, trabajadora, apegada a los principios y valores que guían mi vida; soy esforzado, humano, me considero un hombre libre al que la vida le ha puesto retos, el primero de ellos fue vivir ya que nací casi muerto, traía enredado el cordón umbilical en el cuello. Soy amiguero, solidario, me gusta vivir en paz y con justicia. Creo en el binomio lealtad y eficiencia.

- ¿Cuál es su mayor pasión en la vida?

La política.

- ¿A qué edad sintió el cosquilleo por la política? 

Me veo en la necesidad de trabajar a los 15 años de edad e ingreso por contrato a la antigua Junta Administrativa de los Servicios de Agua y Drenaje de Tampico (1968), a los 18 me dan mi planta de confianza y por las tardes estudiaba la prepa nocturna en la Matías S. Canales; como ya trabajaba tenía la oportunidad de conocer gente y desenvolverme de otra manera, mis compañeros empezaron a considerar mi opinión y me pedían ser su voz.

Tenía la aspiración de ser médico pero la carrera tenía horarios muy dispersos y yo tenía que trabajar, me fui a Odontología que eran horarios más cómodos. A la mitad de la carrera (1974) me dicen en el trabajo que ya no me podían dar permiso de recorrer una hora mi entrada y pido mi liquidación.

En la universidad mis compañeros me pidieron ser su representante de grupo y fui presidente de la sociedad de alumnos en 1973. En 1975 entro a trabajar como director de Prensa y Relaciones Públicas del Centro Universitario de la UAT en Tampico, continúo mi carrera, estaba listo para ejercer la odontología pero el gusanito de la política cada día crecía más, llega 1980 y me voy a Victoria. Comenzaba la campaña de Emilio Martínez Manautou para gobernador de Tamaulipas y ahí conocí a un contador público que era el director del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes) del PRI, Jaime Villarreal Elizondo, se gana la elección y el 5 de febrero de 1981 lo nombraron tesorero general del estado y me invita a ser su secretario particular. Tres años después el gobernador me manda llamar para decirme que Bruno del Río deja la Secretaría General de Gobierno y entraría en su lugar Joaquín Contreras Cantú que era entonces el coordinador de Comunicación Social y me ofrece tomar su cargo.

Yo tenía 32 años y llegué a ser el más joven con esa responsabilidad en todo el país; una vez me tocó hablar en Los Pinos a nombre de todos los titulares de Comunicación Social de los gobiernos estatales y al presidente Miguel de La Madrid, presente en el evento, le sorprendió mi juventud para el cargo.

- ¿A qué jugaba usted durante su infancia?

A las canicas, al yoyo, al balero, hacíamos papalotes, jugábamos al burro, al futbol en la calle; tuve una infancia muy bonita, muy feliz con mi familia, amigos y mis entrañables vecinos. No había televisión y teníamos que ayudar en casa para tener el derecho de salir a jugar.

- ¿Cuál es su personaje de la historia favorito?

Don Benito Juárez García, yo oía con qué emoción y reconocimiento hablaban mis maestros de él y todo lo que logró, era el gran ejemplo y me encantó siempre su filosofía, su forma de ver el servicio público y de ver el país. Hubiera sido un gozo sentarme a platicar con él. ¿Qué es lo que más disfruta fuera de su faceta de servidor público o político? Charlar, convivir con mi familia y mis amistades, además tengo un ranchito cerquita de Victoria, me gusta ir, caminar y estar entre las vacas, ver los becerritos.

- ¿Practica o es aficionado a algún deporte?

Ya pasé por eso, tengo 68 años; camino y nado cuando puedo, pero jugué de todo, futbol, voleibol y básquetbol en el Parque Méndez de Tampico y béisbol en el Alijadores, me tocó cuando pasaba el tren a mitad del partido. También jugué golf y me gustaba montar a caballo, pero hace poco lo dejé de hacer por indicaciones familiares.

- ¿Baila?

Me gusta el huapango norteño, es más movido, más taconeable; de niño oía una polka y me ponía a bailar, y ya de joven me gustaba el rock and roll, el twist, la época de Enrique Guzmán y Angélica María aunque nos llevaban unos diez años, pero bailo de todo.

- Si no hubiera sido político ¿a qué se hubiera dedicado?

A mi profesión, que respeto mucho y requiere mucha comunicación y contacto con el paciente, mucha habilidad y destreza, porque la boca de un paciente es un espacio reducido y complicado, hay que actuar con delicadeza, hacer muy bien las cosas.

ICGC


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