Los habitantes Los Reyes Metzontla, descendientes de la cultura Popoloca, asentada en la mixteca poblana, tuvieron, décadas atrás, diferencias por el credo religioso al que pertenecían, la llegada de Testigos de Jehová y mormones hizo que sus habitantes se dividieran notoriamente, sin embargo, sus raíces fueron más fuertes y comenzaron nuevamente a tolerarse, respetarse y fusionarse.
Así es como se han integrado los habitantes de esta junta auxiliar enclavada en la mixteca poblana, asentada en las laderas de dos cerros, situada a unos 15 kilómetros de la carretera federal Tehuacán-Huajuapan.
Los Reyes Metzontla, llamada así porque aquí el 6 de enero festejan a los tres Reyes Magos, originalmente tiene unos tres mil habitantes, de los cuales por lo menos un 50 por ciento ha emigrado en busca de mejores oportunidades de trabajo, algo que aquí difícilmente pueden encontrar, porque si no es de la alfarería, no hay otra fuente de empleo, porque las áridas tierras ni siquiera producen para el autoconsumo.
Son escasos los terrenos y pocas las veces donde tienen una cosecha que les alcance para subsistir por lo menos seis meses, la mayoría de los granos básicos son comprados y otra parte pequeña es adquirida mediante el trueque que hacen, al cambiar utensilios tradicionales de barro, que ellos mismos hacen.
Esta gran herencia que conservan y que desarrollan hombres y mujeres, al ser una de las principales fuentes de ingresos que tienen, les ha llevado a que hayan trascendido internacionalmente, por lo que han puesto de su empeño en cada una de las piezas que hacen y que delicadamente pulen tramo por tramo.
Los reconocimientos estatales y nacionales que han tenido son, precisamente, resultado de su esfuerzo, del tiempo que le han dedicado a este tipo de artesanía, a la que dan parte importante de cada uno de los días de la semana para elaborar una pieza, la cual tiene todo un procedimiento, que va desde amasar el lodo, darle forma manualmente, el secado, hasta la cocción de la pieza.
De la alfarería a las piezas decorativas
En este lugar se tiene la producción de alfarería en barro bruñido, el trabajo lo realizan, en su mayoría, mujeres; los hombres son los proveedores del barro y la arcilla que obtienen después de majar con leños las piedras que seleccionan en su recorrido por el campo, los varones también tienen a su cargo recolectar la leña que utilizan para los hornos de cocción que tienen en cada uno de los domicilios.
En contraste, las mujeres son las responsables de amasar el barro e ir haciendo con delicadeza cada una de las figuras que tengan en mente formar, y que van desde las cazuelas, fruteros, lámparas, copas, jarrones, tazas, entre otras piezas, hasta llegar a más de 300, que hoy forman parte de la diversidad y creatividad que tienen para concretar con sus manos.
Es decir, todo aquello que su imaginación conceptúe, ellas las representan en figuras de distintos tamaños y colores, que conjugan con técnicas naturales que han aprendido y aplican a base de cera de abeja, de donde tienen el barro negro, guinda, entre otras tonalidades que van dándole.
Los artesanos de esta población que pertenece al municipio de Zapotitlán Salinas, han mantenido intacta la técnica desde hace más de 2 mil 500 años; por la importancia que esta actividad tiene, la gente ha cuidado cada uno de los procedimientos que hay marcados a seguir en cada una de las piezas que diseñan.
Hasta hace dos décadas, los artesanos del barro de Los Reyes Metzontla, tenían como actividad principal elaborar piezas que eran enceres domésticos, como ollas, comales, cazuelas y molcajetes, por tanto, su mercado estaba limitado a la región, en consecuencia sus ingresos económicos eran menores, con los cuales subsistían con muchas limitaciones.
Pese a esto, seguirán fieles a sus principios, a esa herencia que les han trasferido de generación en generación y que cada día sin perder sus raíces han buscado perfeccionar.
Lucía Hernández Montaño, presidenta de la Asociación Civil de artesanas y artesanos alfareros popolocas, comentó que para tener más fuerza y presencia, se han unido en grupos de trabajo, además del que ella representa, está las Cinco Flores, que mantiene los mismos principios, impulsar la artesanía del barro bruñido.
En el centro artesanal que construyó en esta población el gobierno federal y del estado, concentran las artesanías que hacen más de un centenar y medio de mujeres, eso permite que constantemente haya en exposición más de tres mil piezas diferentes
Aumentan los diseños
La capacitación que las artesanas han recibido por distintas dependencias gubernamentales que buscan preservar esta tradición y al mismo tiempo impulsar esta actividad, les ha permitido que hoy en día cuenten con más conocimientos hombres y mujeres alfareros, quienes producen cerca de 300 diseños en 5 líneas de productos, como artículos utilitarios para la cocina, piezas ornamentales, joyería para dama y maquetas; donde combinan lo tradicional con lo actual.
El barro bruñido en territorio nacional
Por la calidad que tiene la alfarería que hacen en Los Reyes Metzontla, las artesanas son invitadas a participar en exposiciones que se dan en distintos puntos del país, lo mismo en el norte, que en el centro y el sureste.
Pero no solo se han circunscrito a estar en varios estados del territorio nacional, por la visita de intermediarios, sus artesanías las han enviado a varios países de Europa donde se exhiben en galerías.
Ganadoras del premio nacional
Por el esmero que ponen en cada una de las piezas que hacen, fueron invitadas a participar en el concurso nacional de artesanías, eso les permitió que en el año 2005 obtuvieran el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares.
Se sienten orgullosos de haber alcanzado esta distinción, es por eso que la placa recibida la exhiben en uno de los accesos principales del centro de artesasnal, como uno de los mayores logros que hasta hoy han conseguido, pero no descartan volver a participar y recibir esa distinción.
De las personas que estuvieron presentes en esa ceremonia en la ciudad de México, la que recibió esta condecoración ya falleció, solo hay tres artesanas adultas mayores que pueden hablar de esta grata experiencia que tuvieron en su vida, al acudir a una ceremonia tan importante.
El fomento a las nuevas generaciones
Es tal el compromiso y el orgullo que tienen los habitantes de este lugar por preservar la artesanía del barro bruñido, que cada año en el mes de enero, hacen un concurso en el que participan niños y adolescentes, de esa forma van inculcando su amor y arraigo por esta tradición.
Hernández Montaño refiere que en este concurso donde también participan adultos, se hace énfasis en los menores de edad y llevan la convocatoria a la primaria y secundaria, la edad para inscribirse es a partir de los siete años.
Se ve el interés que tienen por participar, es así como comienzan a trabajar en la pieza que van a presentar para el concurso, donde se destaca su esmero, porque desde pequeños ven el trabajo de los adultos y se involucran con las limitaciones propias de su edad, pero con ese gran interés de ser partícipes de esta herencia de la que sus padres y abuelos se sienten orgullosos de trabajar.