Tiene 18 años de ser llamado custodio, pero Mariano Suárez Galván tiene toda su vida de caminar bajo el abrasante sol del desierto en Mina, Nuevo León.
Nació en unas casas de adobe que se ubicaban muy cerca de los cerros de La Zorra y El Antrisco, y desde muy pequeño conoció a las piedras que tienen imágenes grabadas que miran hacia el sol.
Mariano Suárez es custodio de la zona arqueológica Boca de Potrerillos, la única abierta de manera oficial al público desde noviembre de 1995.
Junto a Felipe Peña Guajardo se encarga de vigilar que este sitio no sufra daños, que el público pueda acceder conocer los petrograbados sin riesgos y que el museo de sitio esté abierto de martes a domingo.
"El mejor lugar del mundo", menciona Suárez cuando se le pregunta por su lugar de nacimiento y, por ende, del sitio de su trabajo.
Vida en el desierto
Para los foráneos, el panorama puede parecer inhóspito a simple vista. En verano la temperatura rebasa los 40 grados con facilidad, hay pocos lugares con sombra y su vegetación te abraza con toda clase de espinas.
Sin embargo, para el observador hay elementos que valen mucho la pena. Un viento fresco que sopla con intensidad, una sensación de tranquilidad constante y así como una serie de paisajes envidiables gracias a las formaciones rocosas.
Mariano y Felipe son los responsables de custodiar una zona con casi 20 mil petrograbados, huellas de arte con una antigüedad que rebasa los ocho mil años.
La vida acá en el desierto es sencilla y tranquila, en particular cuando se cancelaron por completo las visitas escolares producto de la violencia e inseguridad generada por el combate al narcotráfico hace algunos años.
"Se cancelaron las visitas escolares y prácticamente se acabó la gente. Antes recibíamos hasta 300 personas por día, hoy si acaso viene una", refiere el
custodio.
Suárez Galván sabe de lo que habla. Fue alcalde del municipio en los años más complicados de la inseguridad y vio caer el turismo no sólo a la zona, sino al paraje de la antigua Ex Hacienda del Muerto y en el propio Mina.
Sin embargo, advierte, en la zona arqueológica nunca pasó nada violento.
"Aquí pasó desapercibida (la inseguridad), nunca vimos nada", menciona.
Con toda una vida en la zona de Boca de Potrerillos, difícilmente hay otro lugar que brinde los espectáculos naturales como lo son "los millones de estrellas" que se aprecian ya entrada la noche en este lugar del municipio de Mina.
Tanto Mariano, como Felipe quien es de pocas palabras, asienten que el desierto de Mina es el mejor lugar para vivir.
"En lo personal, amo mucho mi trabajo. No lo cambiaría por nada, me gusta mucho estar aquí. Hasta en mis días de descanso venía aquí, ya estoy acostumbrado al monte porque me gusta mucho el semidesierto".