A raíz del fenómeno migratorio de mujeres de pueblos indígenas que llegaban a Monterrey para conseguir trabajo como empleadas domésticas se creó la Residencia Juvenil Vicenta María AC, que les brinda un hogar temporal y promueve su inserción laboral.
La hermana Josefina Estrada García, responsable de la institución localizada al sur de Monterrey sobre la calle Acueducto, señaló que las chicas migrantes se enfrentan a diversos retos e incluso sufren todo tipo de discriminaciones por su origen indígena, por lo que destacó la necesidad de crear espacios de atención y apoyo al grupo vulnerable.
"Nuestra misión es con la joven más necesitada. Las que emigran precisamente del interior del país aquí y emigran con el fin de trabajar y buscar un medio económico mejor para ellas y sus familias, entonces, como ese es el proyecto de ellas llegan aquí a la ciudad y nosotras como institución las recibimos.
"Vienen en esas circunstancias de estudios muy bajos, nivel económico nada y además vienen con préstamos que ellas piden en sus comunidades para poder llegar aquí. Ellas vienen así y se encuentran con una ciudad así muy grande para sus expectativas. Entonces estas chicas vienen así y empieza a entrarles el miedo o la angustia", dijo.
Explicó que las mujeres acuden por recomendación de boca en boca, además refirió que existe un porcentaje muy pequeño de personas que buscan emigrar a Estados Unidos, pues la mayoría llega con la intención de establecerse en Monterrey.
"De las que tenemos hay un índice muy pequeño que quieran irse a Estados Unidos; sin embargo sí ha habido casos, que lo que quieren es estar y como dicen ellas conseguir dinero para poderse ir, sí hay pero es mínimo", comentó.
Al cuestionarla sobre los peligros que enfrentan al estar trabajando o al viajar hasta Nuevo León, ya sea de abuso sexual o laboral, Estrada García descartó que esto suceda en la Residencia Juvenil Vicenta María AC, pero admitió que ha sabido de algunos casos.
"Sé de algunas chicas que viajan y pues de todo viven, pero no las que tenemos aquí porque, pues, les ha tocado buena suerte o no sé cómo explicarlo las otras chicas sí que han tenido peligros y riesgos solas, muchísimas cosas".
La dinámica del lugar es colocar a las chicas en casas para que apoyen con labores domésticas y buscar que continúen con sus estudios, una vez incorporadas al trabajo comienzan a aportar una cuota de recuperación mensual que varía en cada caso.
El lugar es de tres pisos, en cada piso hay ocho recámaras de tres camas cada una, aunque dijo que tienen capacidad para albergar hasta 130 personas.
Indicó que aunque reciben personas de muchos estados, San Luis Potosí, Chiapas y Puebla son los lugares de los que más llegan.
"Hay que apoyar muchísimo a estas chicas porque lo hacen con una necesidad de poder aportar en sus hogares porque ven en la pobreza en la que están. Apoyarlas porque, a veces, sufren mucha discriminación por ser indígenas, por ser del interior, por no tener conocimientos y solo es apoyarlas; si entre todas nos apoyamos haremos que ellas sean mejores el día de mañana y podamos construir una sociedad de hermanos todos", finalizó.