Además de la necesidad, también el gusto por la cocina motivó a María Isabel Sánchez, de 31 años de edad, a poner su negocio de gorditas 'Isamar', el cual la próxima semana cumplirá dos años de estar al servicio de los matamorenses.
El rico sazón de los guisos le ha brindado el éxito, aún y cuando reconoce que se ha enfrentado a algunas envidias de gente desconocida, que le han hecho alguna que otra "diablura", como la de bajar el interruptor de luz en la noche o madrugada, lo que podría causar que algún alimento se eche a perder.
"Me levanto temprano, dejas la vida social, te amarras aquí, pues llego, atiendo, luego cierro, un ratito en la casa atendiendo a las hijas, pues tengo tres y a mi mamá, para luego ir a surtir las cosas que me faltan, llego y avanzo algunas cosas", explica María Isabel.
Esa labor la combina con la de sus obligaciones de mamá, a pesar de dormir pocas horas, "también tengo que mandar a mis hijas a la escuela, me quito de cocinar para arreglarlas y vayan aseadas".
Son puras niñas, de 7, 10, y 13 años, Salma, Abigail e Isamar. Tiene que estar al pendiente de ellas y estar a cargo de su mamá.
"A veces cierro porque en ocasiones recae o la tengo que llevar al médico, además, la responsabilidad de esposa con mi marido".
Expuso que lamentablemente su persona quedó en segundo término, "aunque hay en ocasiones en las que no aguanto y me lo dedico a mí, saliendo con mis niñas, mi familia".
Su forma de relajarse dijo, es embellecerse, "me gusta mucho, me pinto el cabello, me pongo uñas y así, pues es una forma de terapia".
Manifestó que su esposo maneja un taxi, sin embargo, en ocasiones ella también lo trabaja.
"Pero lo que me gusta es la comida y como me dicen que cocino rico, entonces pues me motivé a poner el negocio aunque al principio me dio miedo, pero aquí estamos, ya dos años y vamos por más. Si no lo haces con cariño, nada sale bien".