Para muchas madres de familia, el taekwondo se ha convertido en una herramienta que contribuye a la formación de los hijos, ya que promueve valores y la integración, además de mejorar su rendimiento en la escuela y mejora la relación con las demás personas.
Es por eso que cada vez se ve a más amas de casa, principalmente, acudir a tomar clases de esta disciplina, ya que además de desarrollar el estado físico de la persona, también se genera una conexión familiar que conlleva a una mejor relación en el hogar.
Y es que el taekwondo es uno de los deportes que más puede contribuir en el proceso formativo del niño y genera una conexión con los padres, lo que desencadena una serie de beneficios en el hogar y su entorno.
Algunas madres solamente envían a sus hijos a tomar clases en la escuela de taekwondo más cercana, otras van más allá al tener la posibilidad de practicarlo también, de experimentar en sí mismas lo que sus pequeños en cada clase, en cada competencia.[OBJECT]
El esfuerzo que realizan las mamás es digno de reconocer en todo momento, ya que deben multiplicarse para poder cumplir con las labores del hogar, atender a sus hijos y, en algunos casos, trabajar para sostener el hogar.
Las mamás saben que es recomendable que sea a partir de los 4 años de edad cuando un niño ingrese a las clases de taekwondo, para que desde temprano vaya adquiriendo el sentido de la responsabilidad y respeto, comenzando por el ambiente divertido.
En el caso de las mamás que fueron deportistas, dejar el taekwondo como herencia a sus hijos no es prioridad, pero sí el ejemplo de que a través de la práctica de cualquier deporte se puede alcanzar una mejor calidad de vida en los aspectos más elementales.
Y es que el taekwondo, como arte marcial de origen coreano, se ha transformado en un moderno deporte, en una forma o método de bloquear golpes, patear y golpear sin armas.
Pero además, se ha desarrollado en un arte, un deporte emocionante y un excelente ejercicio para mantenerse en buenas condiciones físicas, ayuda a tener autocontrol y hace personas de bien por los valores que promueve, como la generosidad y el respeto.
Muchos de los campeones nacionales dentro de esta disciplina, reconocen la influencia que tuvieron de sus madres para poder salir adelante, por la confianza que les transmiten y sobre todo el respaldo.
Por eso se convierte en un vínculo importante, que cada vez se encuentra más presente en el TKD.