La presa de Atlangatepec, las cascadas de Atlihuetzia y el río Zahuapan son los tres principales cuerpos de agua de Tlaxcala. En el pasado eran sinónimo de pureza para el disfrute de las familias, pero actualmente lucen contaminados.
Aunque es el estado más pequeño del país, Tlaxcala es una entidad con una importante vocación industrial gracias a sus manantiales, que nacen en las laderas del volcán La Malinche y los cerros de Tlaxco, para abastecer a la mayoría de los 60 municipios.

Su río más importante es el Zahuapan, que nace en la parte norte y nutre a la presa de Atlangatepec, luego desciende para dar forma a las cascadas de Santa María Atlihuetzia y continua hacia abajo por la zona centro-sur hasta unirse con el Atoyac, en Puebla, sumando así una de las corrientes más contaminadas del país.
La problemática ha escalado a un nivel que ha comprometido el futuro de los recursos hídricos, lo que obligó al gobierno estatal a diseñar un plan de rescate sexenal que ascenderá a más de mil 500 millones de pesos, una inversión histórica.
Un informe del gobierno de Tlaxcala compartido a MULTIMEDIOS Puebla arrojó que el 71 por ciento del río Zahuapan, con 120 kilómetros de longitud, registró más de 150 miligramos por litro de carga orgánica, como heces fecales o animales en descomposición.
Además, el 63 por ciento del afluente también padece carga química por las descargas de las industrias, que justifican su accionar alegando un decreto de hace 50 años, que les permitía tirar sus desechos sin tratamiento a cambio de instalarse en el estado para generar empleo y desarrollo económico.
Atlanga pierde extensión
Lo que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ahora cataloga como presa de Atlangatepec, en el pasado fueron las tierras de la Hacienda Santa Clara, la cual fue usada por el gobierno federal para repartir tierras a los pobladores tras la Revolución Mexicana.
Pero ante la necesidad de llevar agua a las comunidades, a finales de la década del 50, la Federación optó por expropiar las tierras para construir un embalse de captación de agua pluvial. El proyecto fue concluido e inaugurado en abril de 1961 por el presidente Adolfo López Mateos, a través de la Secretaría de Recursos Hídricos, con una extensión de mil 200 hectáreas.
En la placa montada en la apertura del proyecto se aprecia que su principal objetivo era regar los terrenos en los valles de Muñoz y Panotla, adscritos al Sistema Atoyac-Zahuapan, con un almacenamiento máximo de 50 millones de metros cúbicos.
Más de 63 años después la laguna de Atlangatepec se mantiene en pie, pero no como antes, ya que la contaminación, la falta de lluvias y el aumento en la demanda de agua han provocado que su extensión baje a 700 hectáreas, con menos de 47 millones de metros cúbicos de capacidad.
MULTIMEDIOS Puebla realizó un recorrido por el litoral de la presa y constató que sus niveles han disminuido notablemente. El 14 de febrero la Conagua indicó que se encontraba al 50 por ciento de capacidad, pero es posible que reduzca a la mitad su tamaño actual durante la temporada de sequía, en los meses de marzo, abril y mayo.
Llantas, botellas de vidrio, bolsas y envases de plástico ahora forman parte del paisaje que acompaña a las parvadas de patos que se resisten a dejar su hogar, formado por aguas pantanosas con ligera espuma blanca en las orillas.
El terreno en el oeste de la presa, en la zona conocida como El Muelle, es el que más evidencia muestra del deterioro que sufre el sitio. Donde antes había agua, ahora queda lodo seco, que toma forma según las llantas de los vehículos que llegan al sitio los fines de semana.
Al fondo se aprecian algunas viviendas que han aprovechado la decadencia de la presa para que su ganado coma el pasto seco que quedó ante la erosión del suelo, mientras uno que otro canino se acerca a la orilla para beber o refrescarse en las aguas verdosas.
La presa de Atlangatepec es abastecida por arroyos que nacen entre los bosques del municipio de Tlaxco. El principal es el río Zahuapan, con origen en el Peñón del Rosario, un cerro que hacia otros puntos cardinales pertenece a Hidalgo y Puebla, pero que en la cara sur permite que Tlaxcala obtenga su principal fuente de agua.
Desde su origen es contaminado por el drenaje de Tlaxco, cuya planta de tratamiento se encuentra cerrada por falta de mantenimiento.
A ello se suman los lixiviados que deja el relleno sanitario Morelos, en el municipio de Tetla de Solidaridad, ya que las sustancias que desprenden los desechos se filtran en las aguas subterráneas y superficiales de la presa, además de las descargas residuales del Parque Industrial Xicoténcatl III.
Lo anterior, aunque al sitio se le reconoce en la Lista de Humedales de Importancia Internacional (Ramsar, por sus siglas en inglés), pues sirve como albergue para más de 100 especies de aves locales y migratorias, además de charales y carpas que se ofrecen como alimento a los turistas, aunque la acuicultura va disminuyendo año con año.
La espuma de Atlihuetzia
Tras visitar Atlangatepec, MULTIMEDIOS Puebla siguió la corriente del río Zahuapan hasta la localidad de Santa María Atlihuetzia, en el municipio de Yauhquemehcan, donde se aprecian las cascadas más grandes de la entidad, con una caída aproximada de 30 metros de altura.
Que la gente disfrute este paisaje es una tarea complicada porque el único sendero abierto al público permanece en el completo abandono, lleno de basura y maleza que sirven para esconder el verdadero problema.
La poza en la que las aguas de la cascada forman un arcoíris al combinarse con los rayos del sol, una vista hermosa que se pierde de inmediato con la espuma blanca que inunda la pequeña laguna que se forma en el lugar, que desprende malos olores.
La panorámica es similar a la de un drenaje, solo que este se encuentra a cielo abierto y la capa de espuma que cubre el río no hace más que continuar cuesta abajo, enfermando a la población y los cultivos de 48 municipios que pertenecen a la cuenca, como Apizaco, Tlaxcala, Santa Ana Chiautempan, Zacatelco, Nativitas y San Pablo del Monte, donde se une al río Atoyac, para luego cruzar a Puebla.
El plan de rescate
MULTIMEDIOS Puebla también visitó la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de Tlaxcala capital, en San Hipólito Chimalpa, donde el río Zahuapan recibe tratamiento para aprovecharlo en el riego de cultivos. Además, cuenta con un estanque donde viven patos, carpas y charales.
En entrevista con Javier Israel Tobón Solano, titular de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS) de Tlaxcala, contó los planes de la administración para recuperar la presa de Atlangatepec, las cascadas de Atlihuetzia y, en general, el río Zahuapan.
Explicó que entre 2025 y 2030 habrá una bolsa de mil 545 millones de pesos para el Plan Integral de Saneamiento de la Cuenca del Alto Atoyac, desde Tlaxco hasta San Pablo del Monte, que incluye nueve proyectos principales avalados por Conagua.
Uno de ellos es la recuperación de la PTAR de Tlaxco, se instalarán emisores y colectores, así como dos PTAR móviles en la presa de Atlanga, que harán limpieza en el cuerpo de agua con un proceso de oxigenación, con inversión de 483.9 mdp. Esta idea es igual a la de los barquitos en la presa de Valsequillo, en Puebla.
Con 400 mdp se colocará una PTAR de nivel regional para que municipios como Zacatelco, Axocomanitla, Quilehtla, Papalotla y Xicotzhinco ya no descarguen aguas residuales de manera directa o indirecta en las barrancas y afluentes que llevan al río Zahuapan.
El funcionario destacó que la CEAS Tlaxcala actualmente opera 14 PTAR’S, lo que permite colectar el 64 por ciento de las aguas residuales del Zahuapan, hasta mil 102 litros por segundo.
“Y con el compromiso presidencial, el 92, que incluye el saneamiento del río Zahuapan, pensamos llegar a un avance entre 75 y 80 por ciento del agua tratada para el estado, porque ya está el antecedente de que es complicado que los municipios puedan operar sus plantas por falta de recursos, de ahí que la administración estatal asume el compromiso”, señaló.
AAC