En medio de una verbena popular donde no faltaron las flores, el incienso, las danzas y la reliquia, este lunes la devoción a San Judas Tadeo se dejó sentir en la parroquia que lleva su nombre, en la colonia Las Torres.
Desde temprana hora se acercaron los creyentes al altar mayor para ofrecer veladoras encendidas, flores y cantos a San Judas Tadeo. Dentro del templo no faltaron los niños vestidos como el patrono y ancianos llorando silenciosamente agradeciendo un favor recibido.
Previo a la misa de las once un conjunto norteño se postró de frente al altar y comenzó a cantar 'Señor me has mirado a los ojos', alabanza al dios que posa la mirada en el creyente y repita su nombre, quien convencido se aleja del pecado, deja la barca en el puerto, es decir lo deja todo en su nombre, buscando una nueva vida, un nuevo mar.
El sacerdote llega al altar y apunta que a través de sus apóstoles cristo se hace presente y acompaña y cura al creyente, animándolo y fortaleciéndolo. Y fue por ello que dijo, habrá que pedir perdón por alejarse de una vocación de servicio donde se sigue a Jesús, sin hacer caso de las enseñanzas que los maestros transmiten.
Así la persona creyente se aleja de las personas, de su familia y de la propia sociedad. Fue por ello que tras la lectura del evangelio según San Lucas se le dijo a los creyentes que existe una fuerza que sana a todos y esta es el poder de la fe.
Al celebrar a San Judas Tadeo, se comentó que los apóstoles dejan enseñanzas para toda la vida pues fueron llamados por Jesús, dios misericordioso, que se fija en hombre y mujeres para que lo sigan, a lo que Tadeo dijo sí, entregando su vida.
La tradición de la iglesia, al igual que todos excepto a Juan, se dedicaron a predicar, anunciando el evangelio, impulsando relaciones más justas y fraternas. Hoy se celebra la fidelidad de Judas, quien fue decapitado.
Cuenta la iglesia Católica, que siendo pilar de la misma, enseña a decirle a Jesús que se le entrega la vida en tanto que los apóstoles fueron conociendo a Jesús a lo largo de su pasión aprendiendo de él lo que veía. El dios quería la salvación del ser humano y sanaba las enfermedades del cuerpo, de la mente y el corazón.
Así se le comparte y se le exhorta al creyente a que ejerzan el poder de sanarse y sanar como misión de buen cristiano, ayuden al migrante, al pobre, al desposeído. Es decir, llevar una vida de apóstol y ser consecuentes con sus creencias ayudando a integrantes de su familia y de su colonia.