La Asociación de Avicultores presentó un proyecto de investigación con la Unam, luego de los comentarios en redes sociales sobre el mal que provocaba el consumo de alitas de pollo porque es ahí donde inyectan las hormonas de crecimiento.
Lo anterior ante comentarios negativos que de alguna manera afectan al giro, indicó subpresidenta de Canirac a nivel nacional Rosa María López Pérez.
"Pudimos constatar que la hormona del crecimiento se lleva varios meses para poder ver los resultados, sin embargo un pollo normal que vemos en el súper son de 49 semanas y los de pollos rostizados son de veintiún semanas, lo que quiero decir que a los agricultores no les conviene inyectarlos por lo que el producto que consumimos no contiene dicha hormona", explicó