Sentada en una banca de parque y rodeada de refugios improvisados con lonas, carpas y tablones, Teresita de Jesús dirige su mirada al otro lado de la calle, hacia el Multifamiliar de Tlalpan en el que ha vivido desde hace 50 años. "Frustración e impotencia" es todo lo que puede decir.
Hace un mes, luego de que el edificio 1C colapsó por el terremoto de magnitud 7.1, 500 familias fueron desalojadas. Los que no encontraron otro refugio viven en el parque de la calle Álvaro Gálvez, en la primaria de la colonia y en las canchas de la unidad.
"Es muy difícil estar aquí, mucho estrés, mucha inseguridad", dice Teresita, quien desde el sismo vive ahí, en el parque, con sus hijas y su nieta.
Bastón en mano, cuenta que debe caminar una calle hasta la gasolinera para ir al baño, que come lo que preparan los vecinos en una cocina improvisada, y que cuando llueve debe levantar todo del piso para que no se moje. "No tenemos ningún servicio que todo humano necesita", lamenta.
Su comadre, Juana Vázquez, va todos los días a hacer guardia y, cuando le toca, se queda a dormir. "A velar yo me quedo cuando nos toca, porque somos 30 departamentos y nos toca por departamento quedarnos a cuidar".
Vecinos de cada uno de los edificios se organizaron en comités que se reúnen en la iglesia de la colonia para hacer juntas informativas; al principio eran diarias, "ahorita ya no porque como ya es lo mismo, lo mismo, ya no quieren enfadar a la gente", dice Juana.
La tragedia del Multifamiliar, ubicado en la colonia Educación, delegación Coyoacán, no quedó sólo en las nueve personas que murieron. Alcanza a las 500 familias que no saben si podrán volver a sus hogares.
"Es angustia y frustración, impotencia de no poder hacer nada y una incertidumbre de (no saber) qué va a pasar", dice Juana.
"Aquí mi marido llegó a los 5 años a vivir, estaban recién estrenados (...) Yo tengo 28 años, ya aquí nacieron mis hijos y aquí ya es toda una vida, es más, ya mi marido hasta falleció y me quedé yo".
Bajo una lona blanca, Patricia Baeza y su hija comen rajas con crema y arroz en el comedor que los vecinos improvisaron frente a la cocina, también improvisada, donde preparan los alimentos que recibieron como donativo.
"De aquí a diciembre vamos a seguir aquí", dice preocupada. Hasta el 30 de noviembre o el 1 de diciembre los peritos les entregarán el dictamen final sobre el estado de los nueve edificios que siguen en pie.
Patricia vivía con cuatro personas en su departamento, su mamá con otras cuatro en otro. Ahora todos están con familiares, "pero ya es un mes y ya no te reciben con tanto gusto, y uno se siente incómodo".
Incertidumbre, sobre todo eso es lo que sienten los vecinos del Multifamiliar, aunque algunos como Juana esperan que la tardanza en los peritajes sea para bien.
"Le pedimos a Dios que los dictámenes que se hagan sean los reales y verdaderos para que podamos regresar a nuestra casa (...) La vida tiene que seguir y hay que afrontar lo que la vida nos ha puesto y salir adelante".
RSE