El papa Francisco se reunirá con 700 presos del Centro de Readaptación Social número tres de Ciudad Juárez, lugar donde, durante años, las pandillas más peligrosas del cártel de Juárez y Sinaloa mantenían constantes riñas.
A unos días de la visita del pontífice, el ambiente que se percibe dentro del penal es de entusiasmo. 150 reclusos trabajan en la remodelación de la capilla, mejoran las banquetas y decoran la fachada principal por donde ingresará el papamóvil, con caminos hechos de grava y cáscara de nuez chihuahuense, que al humedecerse aplaca la polvareda y genera un olor agradable.
En la prisión hay 3 mil seis internos pero sólo mil profesan la religión católica, de ello sólo 500 varones y 200 mujeres, con delitos menores y buena conducta, fueron elegidos para estar presentes en la misa del Papa.
En el acto también estarán presentes 250 familiares de internos y personal de la Fiscalía.
"El papa se va a desplazar frente a los familiares de los presos y va a ingresar a la iglesia donde lo estarán esperando 100 personas, 50 personas de un grupo pastoral penitenciario que son las personas que te apoyan al interior de los Ceresos y 50 empleados", explicó Jorge Salomé Bissuet Galarza, fiscal especializado en Ejecución de Penas y Medidas Judiciales.
Dijo que cada miércoles el Estado Mayor Presidencial y autoridades del Cereso 3 realizan una evaluación de seguimiento para conocer los avances. Agregó que hay una coordinación permanente con los internos en cuestiones de logística y seguridad.
A Francisco se le obsequiará un báculo pastoral que fue hecho por un interno del Cereso número dos, Aquiles Serdán, en Chihuahua.
Por su parte, una interna dirigirá un mensaje a Francisco durante su estancia en la prisión.
El acto de la orquesta de internos fue cancelado por cuestiones de tiempo.
Hay que poner un granito de arena
Joel Torres, originario de Veracruz, lleva 15 años y seis meses cumpliendo una pena por el homicidio de una persona. Desde su ingresó al penal trabaja en el departamento de mantenimiento, donde por cada dos días de trabajo recibe un sueldo y le reducen un día de condena.
"Aquí uno retoma y valora la vida más. Hay que salir adelante y sobresalir en este lugar", cuenta.
Con la visita del Papa, Joel se siente honrado y tiene el deseo de poner su granito de arena para que todo salga bien. Parece ser el más activo de todos. Desde temprano hace trabajos de albañilería; repara las banquetas, pule el cemento, acarrea carretas con material para remodelar la capilla y pinta la cancha de futbol.
"Queremos que la banqueta quede bonita para que el papa pase por aquí, que la iglesia quede hermosa para que él de su misa. Queremos que nos escuche y nos lleve en sus oraciones como intermediario de Dios y el hombre", dice.
Su fe le indica que los pecados sí se pueden remediar y existe un perdón.
"Me siento emotivo y orgulloso. Todo mundo es del Papa ahorita, queremos recibirlo y que se lleve una imagen del preso, la cual no es la que se juzga en el medio exterior. El preso siempre está trabajando, educándose y buscando como sobresalir para enfrentar a la sociedad nuevamente", comenta.
