Ser sujeto de extorsión y la pérdida de control sobre la imagen propia son parte de los riesgos del intercambio de imágenes eróticas por medios digitales, que entre los usuarios de plataformas se le denomina “pasar el pack”.
De acuerdo con un comunicado de la Universidad de Guadalajara, “un pack es una modalidad potencializada del sexting (textear sobre sexo), es un “paquete” de dos o más imágenes. Para intercambiarlas, algunos jóvenes han creado grupos privados en redes sociales. Y de acuerdo con especialistas consultados, alguien del grupo puede traicionar la confianza de los involucrados y difundir las fotografías sin consentimiento de las afectadas. Como consecuencia, surgen el bullying (acoso escolar) y, en el peor de los casos, hay riesgo de ser víctima de la trata de blancas.
“En chicas de secundaria, por ejemplo, de alguna forma u otra empiezan a rolarse entre las redes sus propias fotografías y llega el momento en que no las pueden parar y les lleva a problemas emocionales fuertes”, afirmó la doctora María Antonia Chávez Gutiérrez, investigadora del CUCSH y presidenta de ObservarLaTrata, organismo latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas.
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Muchas de esas imágenes son captadas, junto con los datos de las personas –apuntó Chávez Gutiérrez–. Entonces, a las chicas las extorsionan. Les hablan y les dicen, 'tengo las fotografías que tu compartiste y si no haces esto que te pedimos, vamos a hacerlas públicas en redes más amplias, o se las enseñamos a tus papás'. O 'a partir de esta información tuya que yo tengo, harás cualquier actividad en contra de tu voluntad o hasta tener que dar un servicio sexual', y pueden ser sujetas de secuestro o desaparición, pues tienen conocimiento de sus propias vidas".
“La doctora Janny Amaya Trujillo, profesora del Instituto de Gestión del Conocimiento y Aprendizaje en Ambientes Virtuales de UDGVirtual, dijo que en la era digital existe una pérdida de control sobre la propia imagen y sobre los contenidos o mensajes que se comparten en la intimidad, creados para un momento puntual con una persona específica y que fácilmente se vuelven replicables y divulgables, añade la UdeG.
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“Lo que hay que coartar no es la práctica, no es eso lo que hay que censurar. Lo que hay que promover es la responsabilidad y la conciencia de las implicaciones de esta práctica, por una parte, y por otra, poner sobre la mesa un asunto crítico no solamente en estas prácticas digitales, que es el consentimiento, apuntó la doctora Amaya Trujillo.
“La delincuencia avanza rápidamente y la puerta para entrar más sencilla, es la tecnología. Entre más íntima sea la información, mayor riesgo. No es un juego. Esto es muy delicado”, denunció
Ante este tipo de prácticas la UdeG ha emprendido manos a la obra mediante campañas y charlas en los planteles del Sistema de Educación Media Superior. Las actividades también son abiertas a los padres con el objetivo de fortalecer la identidad, aumentar la autoestima, manejar conflictos, fomentar valores y fortalecer las relaciones interpersonales, entre otros puntos.
SRN