Un centenar de alpinistas muy abrigados desafiaron al frío glacial y la falta de oxígeno para bailar, todo lo bien que podían en tales circunstancias, al ritmo de música electrónica en ocasión de La fiesta más alta de la Tierra, en el campamento base del Everest.
El célebre DJ británico Paul Oakenfold dio un concierto durante la madrugada a cinco mil 380 metros de altura, a los pies del techo del mundo, un acontecimiento cuyo objetivo es concientizar sobre el cambio climático y recoger fondos para organizaciones no gubernamentales.
TE RECOMENDAMOS: Alan Walker se abre las puertas del mundo con Spotify
Bajo una tienda decorada con los tradicionales banderines coloridos del Tíbet, el músico actuó ante un grupo de alpinistas luciendo un gorro y anorak. Sin lugar a dudas, un público muy distinto al de las fiestas de Ibiza o Goa.
"Es verdaderamente increíble. Me siento tan afortunado de poder actuar aquí", declaró el artista, con tres décadas de carrera a sus espaldas.
Su público parecía feliz. "Era bastante 'cool'. Hace varios años que vengo (al campamento base) pero nunca había visto nada así", contó el estadunidense Ben Jones, empleado de una compañía de alpinismo.
Ranzen Jha, músico nepalí que actuó después de Paul Oakenfold, expresó su satisfacción ante el número de espectadores.
"El mensaje se ha propagado y vino mucha gente", declaró.
Los artistas necesitaron diez días de senderismo, y que los "sherpas" con sus yaks transportaran el material sonoro para poder ofrecer el concierto en el campamento base.
Antes de llegar a la cumbre, los artistas que actuaron en el Everest hicieron viajes de ida y vuelta entre distintos campamentos durante varias semanas para acostumbrar su organismo a las condiciones extremas de altura.
vmm