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  • ‘Las muertas’, la serie de Luis Estrada, expone la hipocresía y doble moral del país

‘Las muertas’ es la primera serie de Luis Estrada con seis largometrajes | Especial

‘Las muertas’ es la primera serie de Luis Estrada y su trabajo más ambicioso. En esta adaptación de la novela de Ibargüengoitia, desnuda a la sociedad que mira hacia otro lado.

DOMINGA.– La relación de amor y odio que Luis Estrada mantiene con México viene de muchos años atrás, de cuando deambulaba curioso por los foros donde su padre filmaba películas. A los seis o siete años ya había resuelto a qué se dedicaría. Sus primeros trabajos, antes de entrar a la escuela de cine, los hace asistiéndolo.

Pero también a directores de una generación que retrataría la crudeza del país, como Arturo Ripstein o Felipe Cazals. “Para mí el universo del cine ejercía una enorme fascinación”, asegura. Hablar de la influencia de su padre –El Perro Estrada–, fiero sindicalista y fundador del Fideicomiso de Estímulo al Cine Mexicano, es un tema obligado porque su relación se cimentó en el set.

“Recuerdo el rigor que tenía para trabajar, la manera de acercarse al trabajo, la manera de cuidar cada uno de los elementos. Aunque murió hace tiempo pienso aún en él a diario, lo tengo muy cerca”.
Luis Estrada, director mexicano de películas como "Un mundo maravilloso", "El infierno" y "La dictadura perfecta"
Luis Estrada, director mexicano de películas como "Un mundo maravilloso", "El infierno" y "La dictadura perfecta" | Oswaldo Ramirez/Notivox Diario

Siendo adolescente, su padre filmaba Maten al león, una película que está basada en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia, escritor guanajuatense que cultivó la crónica, la novela y el teatro. En ese tiempo lee Las muertas. Un relato basado en el caso de Las Poquianchis –regenteadoras de burdeles y acusadas de lenocinio, tráfico de menores, entre otros crímenes– y que estaba recién publicado como una sátira también bajo la pluma de Ibargüengoitia.

Deslumbrado por su historia, decide que algún día la llevaría a la pantalla grande. Y lo logra finalmente, no como el largometraje que imaginó de inicio, sino como una serie de seis capítulos, producida por Netflix, y protagonizada por Arcelia Ramírez, Paulina Gaitán, Mauricio Isaac, Alfonso Herrera, Joaquín Cosío y Tenoch Huerta.

Con la participación de más de 170 actores, Las muertas es la apuesta más grande de Netflix en español para este año. Estrada asegura que corrió un enorme riesgo porque todos, incluyendo los guiones, tenían que estar en el tono que propone la novela de Ibargüengoitia, pero la meticulosidad que aprendió de su padre lo llevó a buen puerto: “Para mí es el proyecto más ambicioso que he tenido en mi carrera”.

"Las Muertas", la apuesta más grande de Netflix en español
"Las Muertas", la apuesta más grande de Netflix en español | Cortesía: Netflix 2025

Su relación con Netflix viene de tiempo atrás. La plataforma ha tenido en su catálogo las sátiras políticas que Estrada ha filmado desde 1999. Tras la desavenencia que tuvieron por ¡Qué viva México! –cuando Netflix se negó a que la cinta llegara a las salas de cine y Estrada tuvo que endeudarse para hacerse de los derechos y exhibirla con un acuerdo de Sony Pictures– podría haberse pensado que su relación laboral había concluido. Pero la reconciliación ocurrió cuando la empresa se acercó para reenamorarlo, ofreciéndole volver a filmar para ellos lo que Estrada quisiera.

A dos semanas de su lanzamiento, la serie logró situarse en el primer lugar de preferencias en la plataforma en México. Incluso, “en todas las páginas piratas del mundo ya tienen su versión de #LasMuertas”, escribió su productora Bandidos Films en Instagram. 

Es un título que, además, se suma al boom de adaptaciones de clásicos latinoamericanos para el streaming, como ha ocurrido ya con El internauta y Cien años de soledad en Netflix, Como agua para chocolate en HBO Max, y que seguirá en 2026 con La casa de los espíritus en Amazon Prime.

Luis Estrada, el cineasta amigo de la controversia

A Luis Estrada lo persigue la controversia y esto ha ayudado, por añadidura –hay que decirlo–, a la taquilla de sus producciones. La crítica política de sus cinco últimas películas ha sido ejemplo de polémica y censura. Fue en 1999, cuando La ley de Herodes, una fábula política situada en el periodo de Miguel Alemán, sufrió el “último caso documentado y abierto de censura desde lo más alto de la cúpula política”, dice el director. Cuando, previo a las elecciones en las que el PRI sería derrocado, el Imcine intentó boicotear su estreno.

Veintiún años más tarde, la historia volvería a repetirse con ‘¡Que viva México!’. Imcine negó el financiamiento para la realización de la cinta, que hacía una crítica al gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Y aunque la terminó produciendo Netflix, fue maltratada por la prensa –“por ser simplista en su mirada caricaturizada de los pobres”, anota el crítico de cine Alonso Díaz de la Vega– recaudó 4.2 millones de dólares a nivel mundial.

"¡Que Viva México!" fue estrenada en marzo del 2023
"¡Que Viva México!" fue estrenada en marzo del 2023 | Especial

​Lo cierto es que Luis Estrada, quien considera que el cine con contenido está al borde de la desaparición en el país, desde muy temprano se interesó por “hablar de México y de sus cosas” igual que lo hizo su padre, bajo el tono de la sátira y el humor negro para así poder hablar de “temas muy serios y relevantes”.

“Justo esa es la función de la sátira, está intrínseco en el género y en el tono, es lo más ácido de la crítica a los poderosos y ahí está en parte el genio de Ibargüengoitia, no sólo en ‘Las muertas’ sino en toda su obra. Compartimos muchas preocupaciones alrededor de nuestra idiosincrasia, para tratar de entender cómo y por qué somos lo que somos. Siempre con esta herramienta maravillosa que es el humor negro, la mejor manera de acercarse al espectador”, explica Luis Estrada.

Director, guionista, productor y editor, por citar algunas de sus áreas de expertise, Estrada es un digno representante del cine de autor desde el día uno de su carrera. En Camino largo a Tijuana (1988) –coproducida por Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki, sus compañeros del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM–, Estrada participó en casi todos los ámbitos de la realización de su ópera prima, cosa que sigue haciendo hasta la fecha.

Niega pretender un cambio social con su cine: “Ni lo pretendo ni creo que sea posible”, dice. En cambio, sostiene que cada espectador es un individuo que tiene sus ideas y visión propias, siendo la realidad la que debería hacerle tomar conciencia o no.

El cine o cualquier producto audiovisual no debe tener la intención de influir. Casi todas mis películas abordan estos problemas desde diversas perspectivas: La ley de Herodes habla sobre la corrupción y el autoritarismo, la desigualdad social se aborda en Un mundo maravilloso (2006), la violencia en El infierno (2010), la manipulación mediática en La dictadura perfecta (2014), y la polarización social en ¡Que viva México!, que tiene además tres horas y 11 minutos de duración.
Las muertas me permite tener este enorme lienzo para hacer casi un mural de la sociedad. Pero también lo interesante es que sea con este tono que sugiere Ibargüengoitia, es la mejor manera con la que el espectador pueda digerir y al mismo tiempo divertirse, pasar un rato entretenido, y ya cada uno encontrará todas estas semejanzas o no, y dependerá de él cómo enfrentarse a esta sociedad”.
Tenoch Huerta interpreta al fotógrafo, Dagoberto Gama, en 'Las Muertas'
Tenoch Huerta interpreta al fotógrafo, Dagoberto Gama, en 'Las Muertas' | Cortesía: Juan Rosas/ Netflix 2025

La hipocresía y doble moral en Las Muertas

Su pelo y barba hoy blanquísimos contrastan con sus cejas negras, así como su conversación amable y sonrisa cálida lo hace con su beligerancia y provocación. Luis Estrada, de 63 años, habla con la intensidad que lo caracteriza, detrás de él hay un cartel de su película ¡Que viva México! que bendice esta entrevista. La pandemia, dice, “fue un parteaguas en la vida de todos, y un factor importante para los cambios de hábitos”. Lo cierto es que el hábito de fumar cinco cajetillas y beber 40 expresos al día no sólo no se modificó en su caso, sino que se intensificó.

Su padre murió de un infarto sorpresivo a los 47 y por la cabeza del realizador pasaba la idea de que tal vez ése sería también su destino: “Y es que la incertidumbre –una de las cosas que más odio en la vida– de hacia dónde iba [la pandemia] y de qué tamaño era eso, de qué es lo que iba a pasar, nos llevó a ser muy introspectivos.

Sí creo que hay un antes y un después de la pandemia, me divorcié después de 31 años de casado, pero también me acercó a Netflix. Entonces, así como hubo cosas fuertes en lo personal –yo ya pensaba retirarme del cine e irme a San Sebastián, España–, creo que también me ayudó a tratar, lo me quede de vida, de vivirlo con más intensidad y con más pasión”.

Esa misma pasión lo llevó a dirigir cada uno de los seis capítulos de Las muertas, que para él es como una gran película de siete horas.

Luis Estrada en la conferencia de 'Las Muertas', a la cual también asistieron Francisco Ramos y Sandra Solares
Luis Estrada en la conferencia de 'Las Muertas', a la cual también asistieron Francisco Ramos y Sandra Solares | Cuartoscuro

La historia de las hermanas González Valenzuela –en las que se basó Ibargüengoitia para crear a las hermanas Baladro–, las infames regenteadoras de burdeles en Guanajuato y Jalisco por dos décadas al amparo de gobiernos corruptos y funcionarios cómplices, no es nueva en el universo fílmico nacional.

En 1976, un año antes de que saliera el libro de Ibargüengoitia, Felipe Cazals dirigió Las Poquianchis –como se les conocía gracias al nombre de uno de los burdeles que habían adquirido–, alrededor de estas mujeres que fueron juzgadas en 1964 por cargos de homicidio, secuestro, lenocinio, explotación sexual y tráfico de menores, entre otros crímenes. El caso escandalizó a la sociedad de la época, azuzada por el amarillismo de diarios y revistas, como Alarma!, que exageraba cifras –los asesinatos comprobados fueron no más de ocho mientras que la prensa reportó más de 90– e inventando hechos logró subir su tiraje de 140 mil a 500 mil ejemplares.

Para Luis Estrada, lo que pasó entonces se asemeja mucho a lo que sigue pasando en el país en términos de corrupción, violencia, desinformación, hipocresía y doble moral: “Lo veo con mucha gravedad” afirma, para luego señalar el rol de la prensa amarillista y la forma en que los medios tratan siempre ciertos acontecimientos:

“No se debe generalizar pero creo que aquí nunca acabamos por saber bien a bien la verdad, hay casos muy emblemáticos y el de las Poquianchis es un buen ejemplo de ello, donde la forma en la que los medios de alguna forma manipularon, nos hace quedar siempre con la duda de cuál habrá sido la verdad del caso. Y hoy sigue siendo igual, la irrupción y la transición del internet en nuestras vidas, de las redes sociales y ahora de la inteligencia artificial y las fake news, hace cada vez más complejo indagar cuál es la realidad de ciertos hechos”.

Varios temas destacan de la historia de las hermanas Baladro y uno de ellos es la hipocresía y la doble moral, donde el cineasta mete el dedo en una de las llagas más pestilentes de la sociedad mexicana. Mientras las hermanas compraban niñas para explotarlas como prostitutas, eran muy “piadosas” y devotas de la virgen, por todo se persignaban y se encomendaban a Dios. Lo cierto, apunta Estrada, es que hay que observar el rol que juega la sociedad y sus actores en todo este engranaje macabro.

“En la serie está retratado, por un lado, el ejército [...], pero también está la iglesia, la clase política en todos sus niveles: la policía, el poder judicial. Creo que se muestra una especie de microcosmos de un país y una sociedad que, te repito, se parece mucho a la actual. Todos estos poderes a la hora de la verdad, se lavan las manos y acusan a las Baladro como si ellas solitas lo hubieran hecho”.
Fernanda Rivera como Luz María, Sofía Espinosa como María del Carmen, Karen Martí como Socorro y Sonia Couoh
Fernanda Rivera como Luz María, Sofía Espinosa como María del Carmen, Karen Martí como Socorro y Sonia Couoh como Aurora | Costería: Juan Rosas/ Netflix

​‘Las muertas’ es una carta de amor al cine mexicano

Avecindado en México por decisión, a diferencia de sus mejores amigos y excompañeros de la escuela de cine que migraron a Hollywood, de la cual fue expulsado por hacer un film noir cuyo protagonista era un gringo odiador de mexicanos, negros y mujeres, Luis Estrada es lo que se dice un friki del cine. Por eso, no es raro encontrar homenajes y citas constantes en sus películas y en la serie de Netflix –su primera serie– a directores, películas y momentos como la época de oro del cine mexicano.

Aunque ocurre en los sesenta, el tratamiento visual y varios elementos de Las muertas la hacen parecer una carta de amor al cine de oro. “Todas mis películas de alguna manera lo son, me siento parte de una tradición por una decisión muy pensada y personal Decidí hacer mi carrera aquí en México, contar las cosas que me gustan y creo que siempre he tenido mucha influencia no sólo del cine mexicano.

“Se menciona a Pedro Infante, la música, el tratamiento visual de las imágenes remiten mucho a esas atmósferas, al cine de arrabal. Porque además también los uso como referencia. A mis actores y a mis colaboradores los lleno de películas, libros, imágenes para tratar de encontrar esa atmósfera que mejor permita contar la historia.
'Las muertas' es la primera serie de Luis Estrada
'Las muertas' es la primera serie de Luis Estrada | Cortesía: Juan Rosas/ Netflix

De esas referencias cinematográficas que daba a sus actores, Estrada menciona que ha habido grandes directores de sátiras, siendo uno de sus preferidos Roberto Gavaldón en México, pero también reconoce su gusto por el tono y el manejo del humor del español Luis García Berlanga. El gran reto de Las muertas, explica, era el tono, que al final queda acertadamente plasmado en el ejercicio de transitar de un lenguaje literario a uno cinematográfico.

Con más de 40 años de participar en el quehacer fílmico, la evolución de Luis Estrada puede verse en términos de buscar la “excelencia en cada película”.

Nunca dejas de aprender, de madurar, te vuelves más ambicioso en términos de buscar la excelencia en tu trabajo y afortunadamente cada película me deja una enseñanza. Ya no estoy joven, no sé cuántas películas me queden, y llega una etapa en la que tienes más claridad sobre cómo poder hacer mejor tu trabajo, que en mi caso es contar historias. Cada película es un eslabón que refleja quién era yo en ese momento de mi vida, cuáles eran mis intereses, cuáles eran mis preocupaciones y nada, espero tener oportunidad todavía de hacer muchas más”.

En la serie de Las Muertas, conformada por seis largometrajes, tuvo la oportunidad de desarrollar mejor los personajes, los conflictos, las situaciones, de rodearse de un gran equipo de trabajo, de tener tantos extras –un proyecto complejo por sus dimensiones–, toda esta suma le deja la certeza de que “cuando tienes un interés y deseos de hacer algo y no cesas en la lucha por conseguirlo, se consigue”.

“Entonces para mí haber logrado hacer ‘Las muertas,’ es decir: no pares, sigue, y yo espero tener oportunidad de seguir haciendo no sólo muchas películas más sino también series, porque para mí ha sido una experiencia increíble”.


GSC/ ASG


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
  • [email protected]
  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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