El Gran Premio de México atrae a muchos aficionados distinguidos, patrocinadores y empresarios nacionales e internacionales que generan un tráfico aéreo en una zona cercana aeropuerto internacional de la Ciudad de México, por eso el personal opera una torre de control dentro de las instalaciones.
Desde el edificio de la CODEME, cercano a Río Churubusco, se dirigen los aterrizajes de más de 200 helicópteros con viajes de visitantes a la pista.
Con apenas 3 minutos para el descenso de pasajeros, se tienen que aprovechar helipuertos acoplados en canchas dentro de las inmediaciones de la ciudad deportiva.
Adicionalmente, tiene que abrir el espacio para las aeronaves militares que son parte de la ceremonia de apertura del domingo. Seis aviones con emisión de los colores patrios y un helicóptero que porta la bandera cruzaran el cielo cerca de la una de la tarde.