La llamada “Vieja Guardia” se quedó sin uno de sus máximos referentes en el boxeo, luego del fallecimiento del mánager Rafael Díaz Covarrubias, quien además de haberle dado días de gloria al púgilismo local y nacional, fue una persona muy querida y admirada. Hace unos pocos días se le dio el último adiós en un Campo Santo de su natal Gómez Palacio.
Sus alumnos más avanzados ahí estuvieron. Para que las nuevas generaciones tengan una idea de quién era “Rafita”, a continuación un breve resumen de su carrera como entrenador y desarrollador de talentos.
Los primeros guantes
Siempre lo viejo será mejor, depende de la perspectiva y la edad de la persona que lo piense, “La Old School”, la vieja guardia, “los de antes sí tenían madera”.
Ese “Boxeo de Oro” nació en el Barrio de Topochico en Gómez Palacio, donde es originario don José Sacramento Díaz Quiñones, padre de Rafa. Desde un inicio los catorrazos de la vida los marcaron.
José Sacramento nació un 31 de diciembre de 1914, quedó en huérfano a los tres años y fue adoptado por su tía Dolores Díaz de Muñoz, que se lo llevo a vivir al “Barrio Azul”, ubicado entre las calles Mártires, entre Victoria y Allende en el centro de Gómez Palacio. Sacramento fue zapatero, pero el boxeo fue su pasión, incluso llegó a ser luchador, era llamado Joe Sacramento “El Tigre” Gomezpalatino”.
Se casó en 1948 con Margarita y tuvieron cuatro hijos: Rafa era el mayor (f ). Rafael Díaz Covarrubias era una persona poseedora de sencillez, una personalidad calmada y una gran pasión por el boxeo.
Boxeo de oro
Su capacidad lo llevó a ser “hacedor de campeones”, a pesar de haber tenido una dificultad para caminar, debido a una lesión de columna, “Rafa” hizo campeones desde el amateur hasta el profesionalismo; oriundo de Gómez Palacio, en 1968 Rafa Díaz bajo la mirada atenta de su padre, José Sacramento Díaz, quien fuera amateur y profesional en boxeo y quien lo inspiró y lo guío por esta complicada profesión, la cual le ha dado tanto por más de 40 años.
Rafa fue el único de sus hermanos que siguió los pasos de su padre, pues Manuel se inclinó por la arquitectura y su hermana Guadalupe por la Odontología.
Siendo muy pequeño comenzó cargando los guantes y maletas de los peleadores profesionales que eran entrenados por su papá. Después de eso fue peleador de salón, es decir, sólo boxeó en el gimnasio, cuando iba a debutar profesionalmente, para su fortuna, no se presentó su rival. Por las manos de Rafa, al menos pasaron 500 peleadores.
No haber sido boxeador no le impidió aprender todo acerca de este deporte, asesorado por su padre, llegó a ser 20 años consecutivos encargado de la selección Laguna de boxeo, luego sacó campeones internacionales y mundiales en el boxeo de paga.
Trabajar desde cero
¿Qué tener para ser buen entrenador? “Tener ganas de ser buenos entrenadores, tienen que trabajar desde cero, hasta donde Dios les deje llegar, es de mucha sapiencia, de mucha paciencia y corazón, todas las ganas del mundo”, dijo Rafa en una entrevista para LA AFICIÓN unos meses atrás.
Esto es de disciplina, el boxeo es una escuela donde empiezas desde niño a trabajar desde la ‘A’ hasta la ‘Z’, que al peleador le guste, que tenga el espíritu de lucha y el apoyo de su familia para salir adelante.
¿Cómo llegó al boxeo? Su padre, el señor José Sacramento Díaz fue manejador aquí en la Comarca Lagunera, en ese entonces, era considerado el mejor entrenador de la región. Rafa fue el primer entrenador en la Comarca Lagunera en tener un campeón del mundo, que fue Jesús “Tigre” Chong, quien se coronó el 16 de julio de 1995 en Tailandia, después en Las Vegas ganó otro mundial.
Rafa fue el culpable de sacar una gran camada de peleadores, en la década de los 90, ‘Veneno’, ‘Cloroformo’, comenzaron a salir más, como ‘La Rusita’ y otros. Además, fue nombrado seleccionador de La Laguna veinte años seguidos, eso no cualquiera. Ahora llenar el hueco que dejó Rafita será monumental, él dejó este mundo el pasado 4 de diciembre, pero el legado de trabajo que dejó será siempre recordado.
RCM