No fue fácil, pero al final sucedió lo que todo mundo esperaba: Liverpool conquistó el Mundial de Clubes. Sí, porque son pocas las ocasiones en las que puede ocurrir lo contrario, en la que el representante del futbol europeo (UEFA) no se proclame campeón de este torneo que se creó en el 2000 para darle la oportunidad a todas las Confederaciones de luchar por este título.
La de este año fue la edición número 16 bajo este formato, y en este tiempo Europa ha dominado a placer con una que otra sorpresa por parte de los conjuntos sudamericanos (Conmebol), pero los números son certeros: el campeón de Champions League se ha llevado en 12 ocasiones el Mundial de Clubes, mientras que el de la Libertadores solo en cuatro, y es algo que no logran desde 2012 cuando Corinthians dejó en la lona al Chelsea inglés.
Y precisamente, porque ayer se plantó otro conjunto brasileño en la Final había cierta expectación de lo que pudiera ocurrir, y más por el antecedente que el Liverpool había sucumbido ante Sao Paulo hace 14 años en esta instancia (2005). Pero no sucedió. hoy por hoy el conjunto Red es el mejor del orbe y solo ratificó esa supremacía.
El año del Liverpool
No fue fácil para el Liverpool. Tuvo que llegar el partido hasta el tiempo extra para que Roberto Firmino marcara al minuto 99. El equipo de Jürgen Klopp, que acudió a la cita planetaria en calidad de campeón de la Champions League, saldó así una deuda histórica que le había impedido coronarse oficialmente como mejor equipo del mundo, después de haber perdido dos finales de la Copa Intercontinental (1981, 1984) y otra del Mundial de Clubes (2005).
Con este triunfo, el cuadro inglés puso la guinda a un excelente año 2019 en el que además de la Champions conquistó la Supercopa de Europa, y se encaminan hacia su primera Premier en 30 años, con una amplia ventaja en estos momentos.
Pero el triunfo resultó más costoso de lo esperado ante un Flamengo repleto de antiguas estrellas en Europa, como Filipe Luis o Diego Alves, que viven en casa el último tramo de sus carreras. El conjunto brasileño contó además con un mayoritario apoyo del público.
Y eso que el actual líder del campeonato inglés imprimió un alto ritmo al inicio de partido, con el trío de ataque Sadio Mané-Mohamed Salah-Roberto Firmino percutiendo por todo el frontal de ataque. Fueron con todo.
Así llegó la primera ocasión, cuando no se había cumplido el minuto de partido, con un remate alto de Firmino desde dentro del área, al que siguieron otro disparo alto del guineano Naby Keita a pase de Salah, y un derechazo lejano del lateral Trent Alexander-Arnold, todo ello en los seis primeros minutos.
Sin embargo, ahí se apagaron los ímpetus iniciales del Liverpool y el balón circuló sobre todo por el centro del campo hasta el descanso; el Flamengo, que ocupó a los mismos jugadores que iniciaron la semifinal ante Al-Hilal, mantuvo controlado a su rival en los minutos restantes.
Tras el descanso el Liverpool repitió el guión del primer acto y Firmino estrelló un balón en el poste al minuto 47 antes de que Salah enviase el esférico fuera por centímetros. El egipcio anotó un gol en el 77 que le fue anulado por claro fuera de juego.
El Flamengo tuvo su ocasión en un remate de chilena de Gabriel Barbosa que detuvo su compatriota Alisson Becker; ya en los instantes finales se reclamó un posible penal sobre Mané de Rafinha que el VAR indicó que no era, lo cual mantuvo la emoción hasta el final.
El árbitro qatarí del encuentro señaló en un primer momento los once metros, pero en medio de airadas protestas de los brasileños, y tras una larga revisión de la jugada mediante la tecnología, indicó saque para el Flamengo.
Ya en la prórroga, en una rápida contra, el senegalés habilitó a Firmino, que recortó a un zaguero y a Alves para hacer historia con el histórico club inglés.
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