Ayer fue el penúltimo día como deportista del alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco. Y así se fue, en blanco, sin decir adiós al grupo de fanáticos que lo esperó durante cuatro horas y media en la entrada del club deportivo América que se localiza en Coapa. Probablemente él no sabía que sus admiradores más jóvenes (niños de primaria) faltaron a la escuela con tal de verle y conseguir una firma, una 'selfie'. La última, la del recuerdo.
Sin la camiseta de político nuevo, Cuauhtémoc llegó a las nueve y media horas al Club América. Iba a bordo de la camioneta blanca que en esta ocasión manejó; pero nunca bajó el vidrio y mediante señas, dijo a los seguidores que iba retrasado, que a la salida los atendería. Pero no fue así.
Por tercera ocasión, el alcalde llegó acompañado de diez soldados quienes estaban distribuidos en dos camionetas de la Secretaría de la Defensa que no tenían placas.
Precavidos, mantuvieron distancia a cincuenta metros de la entrada principal; Notivox les preguntó directamente si su presencia estaba relacionada con el político pero ellos lo negaron.
"No, nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. ¡Nada que ver con ese señor! Si necesita información puede dirigirse a la zona militar. Nosotros solo estamos aquí parados, detuvimos el movimiento. Es todo", dijo amablemente el uniformado a cargo del grupo.
Ninguno de los diez (que en realidad sí estaban custodiando al alcalde), era seguidor suyo ni del América. De hecho la mayoría le iba a las Chivas del Guadalajara. Pero los verdaderos fans del futbolista sí estaban en la puerta principal del club y su zona aledaña; fueron ejemplo de paciencia durante tres horas y media, en espera de una recompensa.
Diego –un adolescente extrovertido- mostró un par de hojas con una sola petición "Cuau, ¿me firmas mi cuaderno?".
Lidia mostró su foto y un periódico reciente para que el alcalde (o "ídolo", como ella prefiere llamarle) eligiera cuál firmar con su nombre. Los fans tenían claro que seguir a Cuauhtémoc Blanco era mera afición deportiva; y aunque confesaron no saber mucho de política, se mostraron solidarios y confiaron en su desempeño como tal.
Al lugar llegó Evaristo García, el compositor del corrido de "Cuau". Cantó a capela y regaló algunos discos para promover su obra aunque, su verdadero deseo, era poder entregar una copia a su fuente de inspiración.
"Que sus fans lo tengan como souvenir, como recuerdo del ídolo que hemos tenido en México. Y como alcalde espero que haga lo que tenga que hacer para que cambie Cuernavaca", afirmó.
Cerca del mediodía la inquietud comenzó. No faltó quien subió a sus hijos en hombros para que ellos, al asomarse por la reja principal, dieran la alerta de si Cuauhtémoc estaba o no por salir.
Pero la espera fue infructuosa. El alcalde Blanco salió del club -por la puerta trasera- a las 12:40 horas. La única noticia que se tuvo de él fue dos minutos después, cuando en redes sociales apareció la última foto que se tomó al finalizar su último entrenamiento en el club América.
"¡Venimos de lejos! De Chalco, Neza, Monterrey. Es una falta de respeto para ustedes y la afición para darnos aunque sea un autógrafo, un saludo. Y no nos dio ni el adiós", dijo Jorge Valeria, un fan desanimado.
Pero la declaración más fuerte para el aún futbolista fue de un niño. "¡Te veníamos a ver a ti, Cuauthémoc, con tu 'cuauhtemiña!' ¡Pero no estás y era para que estuvieras aquí!".