El basquetbol ha sido una plataforma de crecimiento para muchas mujeres, como Jacqueline Luna-Castro, quien se prepara para continuar con su aventura en el continente europeo y tratar de conquistar más títulos.
Tras un año complicado por la pandemia y un breve paso con el Bembibre, en la Liga Endesa femenil de España, las cosas parecen mejorar para la seleccionada nacional, quien jugará en Lituania con el Kibirkstis Vici de Vilna, una ciudad con tradición en las duelas y que vive un gran momento con este equipo, el cual fue fundado en 1961 y disfruta una segunda época dorada en el deporte ráfaga femenil.
“Estoy súper agradecida porque este año ha sido muy difícil para todos en la vida, pero también en el deporte; entonces, no había muchas oportunidades… normalmente salen más contratos y el tener un contrato bueno como éste fue una decisión fácil para mí”, dijo para MILENIO-La Afición, Luna-Castro, quien a sus 27 años se une a Francisco Pako Cruz (Vilnius Rytas) y Alejandro Pérez Kauffman (Žalgiris Kaunas) como los únicos tricolores en jugar en esta Liga del país báltico.
El reto para Jax, como es conocida, es competir en tres Ligas y buscar salir victoriosa en todas: la Liga Lituana de Basquetbol Femenil (LMKL), la Liga Báltica contra clubes locales, de Estonia y Letonia, así como la Liga Europea de Basquetbol Femenino (EWBL), lo cual considera le ayudará a enfrentarse a la élite del viejo mundo y seguir creciendo como baloncestista profesional.
“Estoy muy contenta por la oportunidad, porque el equipo juega en tres ligas diferentes, en una del país, y otras dos donde juegan contra equipos de diferentes, entonces eso me va a ayudar mucho a jugar contra los mejores equipos de diferentes países”, aseguró. “Me gustaría jugar bien (aquí en Lituania) y tener una temporada en la que pueda alcanzar un nivel bueno tanto físico como táctico”.
Empezó a los 8 años
La jugadora, que se desempeña como ala pívot, comenzó a jugar desde los ocho años por iniciativa de sus papás y ya tiene un amplio recorrido en las duelas, con una formación en la Liga Universitaria de Estados Unidos (NCAA), con la Universidad de California Santa Bárbara entre 2011 y 2013, además de dos temporadas más con la Universidad de Charleston (2014-2016).
“Me gustó mucho. Siempre he sido muy alta y el encontrar un deporte en el que ser alta es muy bueno, es algo que me ha gustado mucho y pese a que de joven era muy tímida, esto me ayudó a conocer a mucha gente del deporte, a muchísimas amigas y de ahí no paré de jugar”, recordó.
Su primera experiencia como profesional se dio a mediados de 2016 con Soles de Ojinaga, equipo que compite en la Liga Estatal de Chihuahua, dando el salto a Europa para una temporada con el Kouvottaret de Finlandia y un par con el Esperides Kalliotheas de Grecia, además de un paso con el Goald Coast Rollers australiano y las Cangrejeras de Santurce, en Puerto Rico.
Al haber ganado subcampeonatos en el país oceánico y en la isla caribeña, la idea de Jacqueline es clara: ser una pieza fundamental con el Kibirkstis Vici para conquistar Lituania, tanto en la competencia balcánica como en el certamen europeo.
“Yo espero que ganemos todos los campeonatos, que por lo menos ganemos muchos juegos, porque esa sí es una Liga súper competitiva, con equipos muy buenos de Rusia y de otros países. Lo que yo quiero, primeramente, es que el equipo gane y que lo disfrutemos mucho”, señaló.
Al foguearse contra algunas de las mejores jugadoras del mundo, Jacqueline Luna-Castro no ve un techo en sus aspiraciones y sigue apuntando a lo más alto, apostando a su juventud y al buen momento en el que se encuentra para aspirar un día llegar a la WNBA (la Liga femenil más importante del mundo), disputar la Euroliga y clasificar a unos Juegos Olímpicos.
“Estoy trabajando mucho en mi juego, tratando de cambiar lo que puedo hacer, mi estilo, quiero poder botar mejor, manejar el balón mejor y defender mejor… este verano ocupé mucho tiempo para enfocarme en eso y ser más fuerte. Espero subir mi nivel todos los años”.