El sábado 14 de enero, los Jaguares de Jacksonville se recuperaron de una desventaja de 27 puntos y le remontaron a los Cargadores de Los Ángeles (31-30) en la ronda de comodines, con lo que se metieron a la Ronda Divisional para enfrentarse a los Jefes de Kansas City.
Lo que parecía iba a ser una noche para el olvido para Trevor Lawrence (6 de octubre de 1999) se convirtió en una de sus actuaciones más espectaculares: casi cualquier otro quarterback habría tirado la toalla después de ser interceptado cuatro veces, pero su ética y talento le ayudaron a remar a contracorriente y anotar cuatro pases de touchdown para una espectacular actuación. Pero el mariscal de campo, primer elegido en el Draft de 2021, no pierde el piso y festejó como suele hacerlo: en The Waffle House, rodeado de sus seres queridos.
Un quarterback que se espera sea el jugador que impacte de formas como lo hizo en su momento Peyton Manning con los Potros de Indianápolis, ese es Trevor Lawrence, el jugador que espera marcar la diferencia y mantener vivo el sueño de una de las franquicias más jóvenes y con lapsos entre la luz y la oscuridad.
Su historia
William Trevor Lawrence nació el 6 de octubre de 1999 en Knoxville, Tennessee. Una ciudad conocida por sus minas de mármol. Incluso de esta ciudad es que se sacaron los materiales con los que se hizo la Galería Nacional de Washington.
Lawrence siempre mostró aptitudes deportivas, sobre todo en el futbol americano. Jugó en categorías infantiles con los Acworth Warriors, con quienes conquistó el NWGYFL Superbowl Championship cuando solo tenía 11 años.
Se desempeñó como el quarterback de la preparatoria de Cartersville y lo hizo bastante bien, con 250 de 406 pases para 51 touchdowns y casi 4 mil yardas. Su buen desempeño en el emparrillado le valió el premio Atlanta-Journal Constitution y las primeras miradas del resto del mundo.
En su segundo año, tuvo más de 40 pases de anotación y más de 3 mil 500 yardas, además de una racha de 41 victorias, cuatro trofeos regionales y dos más de carácter estatal. Más allá de su brazo, mostró liderazgo y vocación ganadora, dos requisitos indispensables en el futbol americano colegial y en la NFL.
El colegial
Para 2016, entra a la Universidad de Clemson, aunque no juega como quarterback sino hasta 2018, comenzando en el banquillo. Pero no tardó en hacerse con el puesto titular, al tomar las riendas de la ofensiva después de cuatro partidos y acabar invicto en la temporada.
Jugó el Campeonato Nacional ante Alabama y les ganó por 35-31 en el Raymond James Stadium de Tampa Bay. Fue el MVP del partido con 347 yardas y tres anotaciones. Ya se perfila como talento de primera ronda en la NFL.
El año siguiente no pudo conseguir el bicampeonato, al caer en el Campeonato Nacional ante LSU de Joe Burrow. Un partido poco equitativo, con victoria de 42-25 para los Tigres. Aún así, fue candidato al Heisman. El siguiente año estuvo marcado de irregularidad, en el que enfermó de Covid-19 y cayó en el Sugar Bowl ante Ohio State. Pero eso no evitó que fuera nombrado mejor jugador de la Conferencia y acabara segundo en la votación del premio Heisman.
Decide presentarse para el Draft y, como muy pocas veces (similar con Joe Burrow un año antes), es favorito para ser el primer elegido, con la alta responsabilidad de ser considerado uno de los mejores prospectos en la historia del futbol americano.
Terminó su paso por el futbol americano colegial con marca de 34-2, con 10,098 yardas y 90 touchdowns, lo que le valió ser comparado con históricos como John Elway y Peyton Manning para ser el primer reclutado de la noche.
La NFL
Fue seleccionado por los Jaguares de Jacksonville, un equipo que ha tenido destellos, pero no ha terminado por despegar. Jugaron su primera campaña en 1995 y en 1996 llegaron hasta el Juego de Campeonato de la AFC, pero perdieron ante los Patriotas de Nueva Inglaterra. En 1999 tuvieron un éxito similar y llegaron hasta la misma instancia, pero perdieron ante los Titanes de Tennessee.
A partir de ahí llegaron malas campañas, en las que solo calificaron a playoffs dos veces, hasta que parecía que las cosas iban a ser distintas con Doug Marrone como su head coach. Jugaron su tercer Juego por el Campeonato de la AFC, pero los Patriotas los privaron de jugar el Super Bowl LII.
Después de acabar primeros en la AFC Sur, los de Jacksonville tuvieron tres años de pesadillas como sotaneros de su división. Para la inminente llegada de Lawrence, llegó Urban Meyer como head coach. Se esperaba que replicara el éxito conseguido en sus años como entrenador colegial, pero solo hubo polémicas y malos resultados.
A nivel económico, la llegada de Lawrence fue benéfica, pues incluso la alcaldía de Jacksonville le autorizó a Shad Khan, dueño de los Jaguars, un presupuesto de 800 millones de dólares para renovar el estadio. En resultados, los Jags solo ganaron tres partidos y perdieron 14, tratándose de la primera campaña perdedora en la historia de Trevor. Pero no todo fue malo, ya que logró en Londres su primera victoria fuera de Estados Unidos (ante los Delfines de Miami).
El efecto Doug Pederson
Pero se fue Meyer y, tras un interinato de Darrell Bevell para los últimos cuatro partidos, los Jaguares consiguen a un head coach con sangre ganadora. Doug Pederson, conocido por ser arriesgado y explotar las habilidades de sus jugadores (ganó el Super Bowl LII con las Águilas de Filadelfia, potenció al suplente Nick Foles y lo hizo exitoso con una jugada de pase al quarterback en cuarta oportunidad que hoy está inmortalizada como la Philly Special).
Pederson era lo único que necesitaban los Jaguars para salir del atolladero y buscar ese urgente desarrollo para un diamante en bruto como lo es Trevor Lawrence. Bien dicen que si no quieres que un buen jugador se pierda en el camino, el entrenador en jefe es clave para su formación como profesional.
El inicio parecía que iba a ser más de lo mismo: Jacksonville pierde ante los Commanders de Washington (28-22), pero le ganan a los Potros de Indianápolis (24-0) y a los Cargadores de Los Ángeles (38-10).
En la semana 4, les toca ir ante las Águilas de Filadelfia, y aunque comienzan con ventaja de 14-0 en el primer cuarto, Philly reacciona y les gana el partido 29-21. Luego vino una racha de cinco derrotas, incluso en Wembley, en donde se habían sentido muy a gusto jugando en Londres.
Pero tras caer ante los Broncos de Denver en la capital de Reino Unido (21-17), los Jags entraron en una gran racha, con siete victorias en nueve partidos, metiéndose a los playoffs al ganarle a los Titanes de Tennessee en la última semana (20-16) y ser líderes divisionales. Aquella buena racha incluyó remontadas ante los Ravens de Baltimore (28-27) y los Cowboys de Dallas (40-34), igual de emocionantes que la que tuvieron ante los Chargers en el Wild Card.
Con la mancuerna Pederson-Lawrence, hay esperanza en Jacksonville. Sí, es difícil que le ganen a Patrick Mahomes y los Kansas City Chiefs en la Ronda Divisional, pero en la NFL no puedes dar a nadie por perdido, como muchos creían que les ocurriría ante Los Ángeles la semana pasada. En el caso de Lawrence, pase lo que pase, este partido será un escalafón en su carrera y le dará madurez.
DAO