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"Yo tenía un Ricardo…"

Iba a escribir que el bardo inglés lo resiste todo pero caigo en cuenta (desde luego que no por vez primera) que lo propicia todo. Shakespeare ya había pensado México.

Yo tenía un Ricardo hasta que un Ricardo lo mató es una de las dos obras que el colectivo Teatro Bárbaro de Chihuahua, Chihuahua, ha traído en una brevísima temporada a la Ciudad de México (la otra es La fe de los cerdos, de Hugo Wirth, en La Teatrería, lunes a miércoles 20:30 solo la semana entrante). En esta ocasión el director de la agrupación, Luis Bizarro, ha cedido la batuta artística a su reconocido colega jalisciense Fausto Ramírez para pensar el país y el estado norteño a partir del Ricardo III de William Shakespeare.

Iba a escribir que el bardo inglés lo resiste todo pero caigo en cuenta (desde luego que no por vez primera) que lo propicia todo. Shakespeare ya había pensado México. La porosidad de sus textos permite bordar mil historias nuevas, conjeturas, mundos. Se le puede respetar cual señorita con muros infranqueables sin modificar una coma y sorprenderán siempre sus imágenes mentales, su poesía, su densa humanidad, o bien toqueteársele, desarticularse, fragmentarse, borronearse y tomar, incluso, lo no dicho por él (aquello que se queda como oquedad —no vacío— en cada uno de sus textos) para construir un nuevo relato y, sin embargo, tan shakespeareano.

Pues estos bárbaros —sumergidos desde hace un par de décadas en una de las provincias que produce más cadáveres por violencia al día de todo México— no pueden sino comprender a la perfección y sentir propia una obra como Ricardo III. Del texto originario quedan poquísimos versos que sirven como anclajes y puntos de referencia para una nueva forma que se teje a partir de historias personales de los actores que propician una estructura mosaico. Pocas son las palabras suscritas en el drama tradicional, y muchas provienen de otras naturalezas como el biodrama, la palabra estadística y, entre otras, la periodística.

Yaundé Santana, Rogelio Quintana, Fátima Íseck, Rosy Peña, Miguel Serna, Iván Mena y Jessica Verdugo son quienes nos conducen por estos mundos ricardianos que hemos aprendido a tolerar y hasta costumbre se han vuelto de tan cotidianos. Más que una interpretación ficcional, se despliegan en juegos escénicos diversos para plantearnos un mapa de la violencia. De alguna manera todos tenemos un Ricardo III que contrarrestar antes de que nos aniquilemos unos a otros. Se nos convida a combatir la indiferencia y a re-ligarnos como ciudadanos para frenar la barbarie.

Sin duda podría todavía apretarse más la estructura de este espectáculo a favor de la recepción, pero es uno de los muy buenos ejemplos de un teatro urgente y de calidad que se hace fuera del ombligo chilango.

Sala Xavier Villaurrutia, Centro Cultural del Bosque, jueves y viernes 20:00, sábados 19:00 y domingos 18:00. Hasta el 5 de febrero.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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