Por su riqueza documental y estética, el Fondo Mexicano de la Fotografía, preservado por el Centro de la Imagen (CI), ya forma parte del Patrimonio del Programa Memoria del Mundo de la Unesco. Tal reconocimiento será otorgado oficialmente el próximo año.
El acervo contiene fotografías históricas, como las que muestran al recién fallecido Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, empujando una carriola con un bebé, así como una secuencia en la que está fumando su clásico puro y se agacha para quitarle a una mujer su zapato izquierdo lleno de lodo. Otro registro lo presenta uniformado en la playa y en charla con un grupo de niños y adultos. También hay imágenes que Alberto Díaz Korda le tomó al revolucionario en una montaña.
Estas joyas y muchas otras fueron parte del acervo del Consejo Mexicano de Fotografía (CMF), fundado en 1976, y que ahora es parte del Programa Memoria del Mundo, reconocimiento creado en 1992 por iniciativa de la Unesco. El programa está destinado a preservar el patrimonio documental del mundo albergado en bibliotecas, archivos y museos, como símbolo de la memoria colectiva de la humanidad. El reconocimiento le será entregado al CI en febrero de 2017, en el contexto de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Itala Schmelz, directora del CI, muestra a Notivox algunas de las riquezas de ese fondo, como la icónica fotografía que Korda le tomó al Che Guevara y que ha sido la más reproducida, así como la imagen titulada "Quijote de la farola", tomada en una concentración masiva en La Habana. De México destaca la desgarradora imagen de Nacho López donde aparecen las manos de un preso en el apando de Lecumberri.
"Para mí esta distinción es un reconocimiento a la culminación de muchos años de trabajo —dice la funcionaria—. Logramos que este fondo pasara a nuestro resguardo a través de un procedimiento jurídico. Como tenemos la responsabilidad de conservar y promover su difusión e investigación, preparamos los documentos para poder aspirar al reconocimiento Patrimonio Documental de Latinoamérica y el Caribe por parte de la Unesco".
Schmelz indica que el acervo, conformado por unas 8 mil fotografías, es uno de los más importantes y, quizás, el más representativo de la fotografía latinoamericana. La colección es resultado "de una serie de encuentros entre los fotógrafos de la región que se realizaron durante los años setenta y ochenta. Estamos hablando de un periodo político y social muy difícil que marcó la historia de Latinoamérica, y hablamos de un fondo con contenidos históricos absolutamente indispensables para entender los momentos más dolorosos de la historia del siglo XX como lo fueron los golpes de Estado, los desaparecidos y el actuar de los gobiernos dictatoriales".
Muchas de las imágenes dan cuenta de esos momentos de represión, porque en esos años el fotógrafo era partícipe de los hechos y estaba en busca del cambio social. "Es una fotografía comprometida y revolucionaria, que hablaba de un momento fundamental de la fotografía", explica Schmelz.
La directora del CI indica que otra de las características sobresalientes es que se trata de un acervo autoral, conformado por el trabajo de creadores de la lente en toda la extensión de la palabra. Es un archivo histórico que se puede consultar para recabar información sobre algún tema o sobre alguna ciudad.
"Nos dio mucho gusto esta distinción porque es resultado de un largo proceso de reflexión sobre lo que debe ser la fotografía y porque legitima la posición de la fotografía como documento", añadió Schmelz. Entre las labores pendientes está la conclusión de proceso de digitalización y catalogación del acervo, ya que hasta el momento se han digitalizado 4 mil de las 8 mil fotografías.
Obra de relevantes autores latinoamericanos
Alfonso Morales, director de la revista Luna Córnea, precisa que el Fondo del CMF ilustra y simboliza la larga batalla por el reconocimiento de la fotografía como lenguaje, como expresión artística y documental. "Lo que está reconociendo la Unesco es el resultado de una obra colectiva de varias generaciones de fotógrafos que expresaron el valor cultural y testimonial de la fotografía como una forma de expresión independiente y solidaria", afirma.
Destaca que las imágenes son de relevantes autores latinoamericanos (cubanos, brasileños, colombianos y mexicanos), representados en una colección que cubre sobre todo los finales de los años setenta y ochenta.
"Podríamos decir que están los documentos y testimonios para hacer la historia de la fotografía latinoamericana de las últimas tres décadas del siglo XX. Sin este fondo no podemos entender las transformaciones que sucedieron en el terreno de la mirada fotográfica en términos históricos y de experimentación que trata de descubrir a la fotografía como un una forma de construcción visual", explica.