Cerca de 200 fieles y líderes de diversos credos se dieron cita anoche en la Capilla Tolsá del Instituto Cultural Cabañas (ICC) para participar en el evento denominado Luces por la Paz. Se trata de una forma particular que la comunidad hebrea de Guadalajara ha decidido compartir la celebración del Janucá.
Desde hace varios años las familias hebreas locales, convocan a diversos líderes religiosos y creyentes de otras comunidades a compartir un mensaje de paz y encender luces el sexto día de los ocho que conforman el Janucá.
Este año los líderes religiosos invitados fueron el presbítero José Marcos Castellón Pérez representante del Cardenal de Guadalajara, Vida Sapir de la Fe Bahai, Swami Ishvarananda de Valores Divinos, Joel García López, ministro de La Luz del Mundo Teresa de la Torre Ramírez representante de Patricia Ríos Duggan de la asociación Dulce Camino, además de Mario Domínguez Cross del Centro Khamlunga-budismo Mahayana, Juan Pablo Mackisak González Luna de la fe cristiana, Rafael Florex de la longa de Casa Tibet, Manuel Sonora de la Iglesia Anglicana, Martha Aidee Aldana, de la fundación Carpe Diem, Jagannatha Vallabha Das, de la Sociedad Internacional para la conciencia del Krishna, Virginia Isigrini representante de la Comunidad Católica Xaveriana, y Ministro Lopon Vabu de la fe Schechen. Cada uno de ellos compartió algo de la sabiduría de la fe que profesan y pasaron de dos en dos a encender cada una de las velas, como símbolo de un hermanamiento en la diversidad de su fe.
Los discursos y oraciones de cada uno de los invitados se alternaron con cantos de un coro integrado por representantes de las comunidades religiosas asistentes y desembocaron en la tradicional entrega de medallas el festivo acto de lanzar globos blancos y palomas al cielo en el Patio Central del ICC.
Gustavo Geier, fue el rabino que encabezó la celebración y quien de la misma forma en que al inicio recordó cual era el sentido del Janucá, finalizó la ceremonia ratificando dicho mensaje.
Lo hizo con un cuento de un rabino que narra la historia de que en un pueblo pequeño de la Europa del Este, que un padre trabajando toda la noche, con esa vela te vas a quedar sin luz, y el zapatero respondió. “Todo tiempo que la vela siga encendida se puede mejorar, se puede corregir”, después el rabino volvió a su casa y repitió la frase.
“Padre nuestro protector del pueblo de Israel y de todos los pueblos y creencias, te pedimos que como el Janucá, cada uno de nosotros encienda una luz con ese aliento con el que una vela enciende a otra sin perder calor, sin perder energía que nuestras almas encendidas en estas luces por la paz, en este Janucá puedan encender otros corazones, otras almas y transmitan el mensaje en el que cada uno contagie al otro hasta hacer una cadena interminable y entender que el calor de las almas, nos completa. Shalom y Shalem tienen la misma raíz, la única forma de estar completos es estar en paz. Quiero compartir con ustedes una bendición. Que Dios los bendiga y los cuide que Dios vuelva sus ojos hacia ustedes y los guie y que dios vuelva su rostro a cada uno de las religiones y les dé su mejor bendición, amén”.
MC