A los dos años de edad, Ariana Cruz escuchó por primera vez la voz de su madre Gerzemany, quien la tuvo siendo quinceañera. La pequeña nació con sordera profunda bilateral y, después de varios intentos de probar con diversos aparatos auditivos, el Hospital Regional de Alta Especialidad (HRAE), Estado de México, optó por el implante coclear con lo que se espera aprenda a hablar antes de los cinco años.
El dispositivo destinado a los menores con hipoacusia neurosensorial profunda bilateral tiene un costo aproximado —incluyendo la cirugía— de 250 mil dólares, motivo por el cual resulta inaccesible para la mayor parte de la población.
Pero a través del Seguro Popular, que cubre la totalidad de los gastos, ha sido posible que 3 mil 855 niños de bajos recursos recuperen la audición y se incorporen a una vida normal en escuela, hogar, trabajo, con los mismo amigos. En lista de espera en este hospital de Ixtapaluca se encuentran otros cinco menores
La abuela, Heriberta Luciano Cruz, explicó que la primera reacción de su nieta, al colocarle el implante coclear, fue llorar al descubrir la voz de su madre y los ruidos externos, incluso, se encuentra en ese proceso de identificar el mundo a partir de los sonidos.
Hasta el momento, Ariana Cruz alcanza 60 por ciento de potencia de decibeles. Solo emite monosílabos: "pa, ma, si y no", pero la idea es que pronto pronuncie bisílabos hasta logra una conversación normal.
La pequeña sigue usando las señas para expresar lo que quiere, pero los médicos tratantes consideran que con el proceso de rehabilitación podrá aprender el idioma antes de cumplir los cinco años y, de manera paulatina, logrará hasta 95 por ciento de capacidad auditiva.
"No se conocen las causa de por qué cinco de cada mil niños nacidos vivos tienen sordera profunda bilateral. En el caso de Ariana no hay un antecedente perinatal de herencia o degenerativo, posiblemente el factor de riesgo fue la edad de su madre que la tuvo siendo adolescente", explicó Marisol Aparicio Cruz, médica adscrita al servicio de Audiología Pediátrica del HRAE.
La especialista explicó que para llevar a cabo la instalación del dispositivo electrónico de alta tecnología se hizo un mapeo previo del cerebro. Una vez realizado los estudios se procedió a colocar el aparato de manera externa e interna.
Primero se introdujo un electrodo en la cóclea, que es la estructura en forma de tubo, enrollado en espiral del oído interno, para que enviara vibraciones y señales eléctricas al nervio auditivo y transportara sonidos al cerebro.
Luego de la estimulación del nervio auditivo, el 15 de septiembre, se implantaron los componentes externos del dispositivo en el oído: micrófono, cable, antena transmisora que recibe las señales acústicas y un procesador del habla retroauricular.
En México el HRAE es de los pocos centros hospitalarios certificados para realizar este tipo de procedimientos de alta complejidad, sobre todo, porque Ariana requerirá de atención permanente dado a que el dispositivo lo usará de por vida y solo podrá sustituirlo por uno más moderno.