Ella, la última película del cineasta holandés Paul Verhoeven, está estructurada en revelaciones; es decir, acontecimientos que manifiestan las verdades más ocultas de los personajes principales: Michèle, de 65 años, exitosa, burguesa, quien maneja la producción del videojuego como una verdadera ejecutiva, aparte de ser muy guapa, y del mejor malo que he visto en años —no voy a decir su nombre—, un tipo que oculta lo que siente con una facilidad que envidiaría Tartufo. Aquí los autores muestran la verdadera personalidad de los personajes con lo que hacen, no con lo que dicen.
Desde el inicio estamos en medio del drama: Michèle es violada en su casa por un enmascarado; el autor no se regodea, recurre a lo implícito de manera fuerte pero con velocidad. La situación atrapa, el comportamiento de los personajes se sostiene por culpa de Isabelle Huppert y del actor que hace de malo.
Lo primero que sorprende es que Michèle no levante una demanda, e incluso le cuesta trabajo decírselo a sus amigos, entre los que están sus vecinos; pero en su intento de volver a la normalidad, al cerrar una ventana, el agresor vuelve al terrorismo y emerge con violencia para reincidir en la violación. Secuencia realizada de la misma forma que la anterior: a distancia, pero con intensidad.
Las revelaciones se ponen a flor de piel y los detalles nutren la narración como si fueran vitaminas, Michèle dice mentiras sobre los golpes en el rostro y pensamos que le da vergüenza.
Un poco más adelante Michèle sospecha que el agresor es uno de sus empleados porque descubre en su computadora una animación donde un monstruo la agrede sexualmente; el suspenso crece y gritamos: ¡¿por qué no levantas la denuncia?!
En relación causa-efecto, Michèle, con rostro inexpresivo —nunca la vemos asustada, remite al personaje enigmático y perverso de Jorge Luis Borges que idea una violación para matar a su jefe—, decide defenderse: compra un gas lacrimógeno y un hacha para evitar la próxima agresión, que llega la noche siguiente.
Ella se defiende con todas sus fuerzas: no tiene la menor oportunidad de usar el gas ni el hacha, pero logra golpear al agresor en la cabeza y ensartarle unas tijeras en la mano. En ese momento otra revelación: estamos a la mitad de la película y nos enteramos quién es el agresor.
Ella es un thriller psicológico donde la perversión es un juego, como probar veneno y que te guste. Los personajes gozan de una salud mental envidiable, pero será mejor continuar esta perversa disquisición la próxima semana.
“Ella” (Francia, Alemania, Bélgica, 2016), dirigida por Paul Verhoeven, con Isabelle Hupert y Laurent Laffitte.
