"La soledad que uno busca no se llama soledad”, se lee en la lápida del poeta español Pedro Garfias, aunque desde hace 51 años cada agosto su tumba se ve rodeada de amigos.
Ayer no fue la excepción, pues un grupo de 20 personas se reunieron en el Panteón El Carmen para recordar al poeta exiliado en Monterrey, quien falleció un 9 de agosto de 1967.
En su tumba lució un retrato hecho por el pintor Sergio Villarreal, así como fotografías, libros y un arreglo floral con los colores de la bandera española republicana.
“Sus amigos de ahora, y quienes tuvieron la gracia de conocerlo en vida, no hemos permitido que se pierda la memoria del gran poeta español, mexicano y también regiomontano”, mencionó Umbelina González, presidenta del Grupo de Asturianos del Norte de México.
En la jornada se leyeron poemas y se recordó la vida bohemia del escritor por las calles de Monterrey a mitad del siglo pasado. Al final, Garfias no estuvo tan solo la mañana del sábado.