Una bolita detectada en febrero de 2004 propició que Nanés Maza, presidenta de la organización civil Mujeres Activas, fuera internada de emergencia en un hospital privado a una extirpación radical de ambos senos, además de que en este año volverá al quirófano para que le extirpen los ovarios.
Su caso llamó la atención del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), donde le realizaron pruebas genéticas a toda su familia y se analizaron los antecedentes de sus abuelos, tíos, primos, hermana y padre, quienes fallecieron por diferentes tipos de tumores malignos.
"En el Incan hicieron un protocolo de la familia Maza hace casi dos años, se convocó a todos los primos, hijos, y demás familiares. Nos sacaron sangre, se hicieron los marcadores correspondientes y lo que se detectó es que 70 por ciento de mi familia tiene esa herencia y ha muerto por cáncer, desde primas cercanas hasta lejanas, mucho más jóvenes", comentó en entrevista con Notivox la deportista de alto rendimiento.
"Mi padre falleció de cáncer de hígado a los 69 años y mi hermana a los 49 años de linfoma no Hodgkin, que comienza en las células llamadas linfocitos, las cuales son parte del sistema inmunológico del cuerpo y se encuentran en los ganglios linfáticos y en otros tejidos como el bazo o la médula ósea", abundó Maza, quien tiene 58 años.
Las pruebas genéticas efectuadas en el Incan reportaron que en su linaje familiar en siete de cada 10 parientes está presente el gen mutado BCRA2, es decir, el responsable de que se produzca una proteína supresora de tumores y que ayuda a reparar el ADN.
Cuando ese gen está dañado o alterado, en lugar de proteger contra las neoplasias, provoca tumores malignos de seno y ovario, entre otros.
El objetivo del estudio realizado por el Incan es poder evitar que esa herencia genética afecte a varios miembros de esa familia.
"Si mis hijos quieren tener su propia familia pueden hacerlo in vitro y con ello evitar que los óvulos y los espermas portadores (de la mutación) se junten. Se trata de cortar la cadena genética negativa que produce cáncer entre mis parientes", aclaró.
Sobreviviente y corredora
Maza se dice sobreviviente de cáncer. "Llegué al hospital por una bolita en el seno, me abren, mandan el tumor a patología, hablan con mi esposo y cuando me desperté, 9 horas después, me enteré que me hicieron una mastectomía radical, me quitaron 40 ganglios y el pezón", recordó la deportista, que también participa en triatlones.
Pero a diferencia de algunas mujeres que caen en depresión debido a la afectación estética de esa intervención quirúrgica, Maza contó con el apoyo familiar y fueron sus propias ganas de vivir las que la hicieron convertirse en una maratonista profesional.
La cirugía hizo que no pudiera mover ambos brazos, pero después de cinco meses de rehabilitación Maza tomó la determinación de participar en un triatlón olímpico, que constó de mil 500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 kilómetros de carrera en Ensenada, Baja California, el cual completó en tres horas y seis minutos.
"Hice más tiempo de lo que acostumbraba. Fui varias veces campeona nacional, la décimo segunda en el mundo, con un tiempo de 2 horas con 45 minutos. Pero hice este maratón sin mamas, con grandes dificultades para mover los brazos dado a que carecer de senos y de ganglios te imposibilita dar brazadas completas, pero lo logré y para mí fue la salvación", detalló.
Bajo vigilancia
Luego Maza se colocó prótesis, las cuales se fueron inflando con un expansor hasta que los tejidos sanaron y continuó durante cinco años bajo estricto tratamiento de vigilancia con mastografías, pruebas de sangre, anagramas óseos y terapias orales antiestrógenos.
Las complicaciones no pararon. Una década después de la reconstrucción de mamas, uno de los implantes se reventó, por lo que decidió que le retiraran ambas prótesis. "Quitaron de nuevo tejido y ya me colocaron implantes que duran toda la vida", aclaró.
Volver a sentir un intenso dolor físico no la ha limitado como profesional. Se dedica a entrenar deportistas de alto rendimiento, a dar pláticas a las mujeres que se deprimen por las cirugías radicales y a participar en maratones, en eventos con causa, como el nadado en aguas abiertas, como el reciente en Bahías de Huatulco, para recaudar fondos en beneficio de la atención de niños con cáncer.
"Tuve también úlceras en el estómago, casi me muero. Llegué vomitando sangre debido a que se afectó la vena aorta gástrica y, al hacerlo, se lesionaron mis vértebras", comentó.
"Ahora, con el estudio del Incan, me sugirieron que me debo de quitar los ovarios y lo haré en febrero. Me ha ayudado mucho saber que uno no es el físico, sino que tu esencia está en tu fortaleza interna", señaló la corredora.
El cáncer, aseveró, "no lo he vivido como un drama; he optado por sentirme viva y agradecer la oportunidad de seguir haciendo lo que me gusta, venciendo los obstáculos", dijo.
"Te pueden quitar las mamas y los ovarios, pero no por eso debes de sentirte menos mujer, menos sensual y completa. Hay que quererse por lo que es una por dentro, solo así he logrado cumplir con todas mis metas. Tienes de dos (opciones), te enfrentas o te lamentas. Yo opté por ser feliz y no por vivir amargada", concluyó la entrevistada.
Las cifras
Gracias a la tecnología de alta especialidad instalada en el Incan para descifrar mutaciones genéticas BRCA1 y 2 en mujeres aparentemente sanas en 2014
35 pacientes optaron por quitarse las mamas
20 mujeres eligieron retirarse los ovarios
90 por ciento redujo el riesgo de morir de cáncer
128 mil tumores de mama se detectan cada año
350 portadoras menores de 35 años son monitoreadas por el Incan