No fue una exhaustiva investigación forense ni un complejo estudio estético lo que resolvió el misterio que rodeaba al cuadro El origen del mundo, de Gustave Courbet. Fue el azar.
A 152 años de su creación, la casualidad ayudó al investigador literario Claude Schopp para descubrir la identidad de la modelo que posó para que el francés pintara la polémica obra de 1866 que muestra una vagina en primer plano.
Se llamaba Constance Quéniaux y era bailarina de la Ópera de París, según el libro L'origine du monde, vie du modèle (El origen del mundo, vida de modelo), que se publicará en Francia el 4 de octubre.
Schopp dio fortuitamente con su identidad mientras examinaba la correspondencia entre los escritores Alexandre Dumas hijo y George Sand.

El objetivo de este investigador literario no era indagar sobre El origen del mundo, expuesto en el Museo de Orsay de París desde 1995. Su cometido era analizar las "alusiones" presentes en los intercambios escritos entre ambos autores con el fin de "aclararlos".
Pero Schopp dio con una inesperada errata de dos palabras que se escriben parecido en francés, interview e intérieur (entrevista e interior), en la transcripción de una carta de Dumas a Sand, fechada de junio de 1871.
El remitente, hostil a la Comuna —movimiento de insurrección que tomó brevemente el poder en París— despotrica contra uno de sus apoyos, Courbet. "No se puede pintar con el pincel más delicado y sonoro la entrevista (interview en francés) de la señorita Queniault de la Ópera", escribe Dumas.
¿La entrevista? Eso no quería decir nada", explica Schopp. Es entonces cuando el experto decide confrontar la transcripción con el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Francia (BnF). No está escrito entrevista sino interior (intérieur).
"Fue una iluminación —recuerda Schopp—. Normalmente, debo trabajar mucho para realizar un hallazgo, esta vez fue sin buscarlo. Era injusto".
"Este testimonio de época descubierto por Claude me permite decir que hay un 99 por ciento de posibilidades de que la modelo de Courbet fuera Constance Quéniaux", dice Sylvie Aubenas, directora del departamento de estampas y fotografía de la BnF.
Un secreto a voces
Hasta ahora, se sabía que la obra había sido encargada por el diplomático turco-egipcio Jalil-Bey y que Courbet la había pintado durante el verano de 1866.
Antes del descubrimiento de Schopp, habían circulado varios nombres en relación a la identidad de la modelo, como Joanna Hiffernan, amante de Courbet durante esos meses, pero su pelo caoba y su tez blanca no correspondían a lo que muestra la obra.
También se barajaba la amante del diplomático otomano Jeanne de Tourbey, pero era una figura demasiado destacada en la sociedad para servir de modelo.
El cabello negro de Constance y sus "bellas cejas negras", loadas por la crítica cuando bailaba en la Ópera, concuerdan más con la vellosidad de la modelo, explica Aubenas, cuyo departamento conserva varias fotografías de la bailarina.
En 1866, tenía 34 años y no bailaba desde hacía siete años.
¿Por qué su nombre no apareció antes? Debía de ser "un secreto conocido por todos", sugiere Aubenas. Y si Dumas desveló su nombre, fue sobre todo por resentimiento hacia Courbet.
ASS