Una fiesta de color, ingenio y creatividad es la que ofrece la exposición Nacimientos. Arte y tradición popular, que se exhibe en el Palacio de Iturbide. Presenta 510 nacimientos elaborados por artesanos de México y de los 22 países que integran Iberoamérica.
La exposición muestra diseños únicos hechos con diversos materiales: latón, tela, barro bruñido, madera, papel, piel, hueso, cera y hasta fibras vegetales.
En la inauguración, Ernesto Torres Cantú, director general de Citibanamex, indicó que cada vez que se realiza la exposición de nacimientos “es la más visitada: alrededor de 200 mil personas acuden cada mes”.
Cándida Fernández de Calderón, directora de Fomento Cultural Banamex, dijo que desde hace ocho años no se presentaba una exposición de nacimientos en este recinto: “En total se exhiben 510 nacimientos integrados por alrededor de cinco mil piezas elaboradas con materias primas que han sido transformadas por mujeres, hombres y jóvenes que representan el cambio generacional, ya que por medio de estas obras se puede percibir el imaginario tanto individual como colectivo alrededor de la interpretación personal y comunitaria de la Natividad de Jesús”.
En la planta baja del Palacio de Iturbide se exhiben los nacimientos o representaciones religiosas de 24 estados de la República mexicana, y de 130 localidades que abarcan la diversidad geográfica del país, mientras que en la parte alta se presentan los nacimientos que fueron creados en otros países.
Sorprenden las diversas representaciones del nacimiento de Jesús procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España y Guatemala.
También hay representaciones procedentes de Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, además de piezas que provienen de Estados Unidos.
EVOLUCIÓN Y DIVERSIDAD
Fernández de Calderón indicó que México es uno de los países con mayor riqueza en la creación y factura de nacimientos, no solo por su diversidad de materias primas empleadas, sino también por su narrativa: “La representación del niño Dios, la virgen María y san José ha evolucionado, al tiempo que se han adaptado un sinfín de posibilidades en su representación. Entre los cambios formales que podemos apreciar están el contexto de su escenificación, la fisonomía, la indumentaria, la flora, la fauna y los oficios, por mencionar tan solo los más significativos”.
Detalló que los cambios corresponden a la amplia geografía de nuestro país y a la pluralidad étnica de cada región, de tal suerte que en la creación y factura de estas obras de arte se encuentra un crisol cultural que nos distingue.
Son esos cambios formales, agregó, los que han significado una gama de diversas expresiones de los artesanos que, aunque retoman la representación clásica que guarda relación con las escenas provenientes de Europa a través del grabado, la pintura, las tallas en madera, los marfiles, le ponen su sello.
“Con el sincretismo, las manifestaciones devocionales cobran forma durante el siglo XIX: se incorporaron los usos y costumbres, así como la representación del bien y del mal mediante la figura del diablito. Pero también se han sumado las expresiones netamente regionales como los nacimientos mayas, campesinos o charros, los cuales en muchas ocasiones tienen un toque de humor”.
La Natividad ha sido desde la época virreinal una de las expresiones culturales de mayor raigambre en el país y, sin duda, ha sido en el arte popular donde se finca su mayor y mejor forma de expresión, dijo Fernández.
La muestra estará abierta hasta el 5 de febrero en el Palacio de Iturbide, Madero 17, Centro Histórico. La entrada es gratuita.